Werwolf

"Sehen wir uns ins Gesicht. Wir sind Hyperboreer". Nietzsche

Monday, October 09, 2006

La Alemania de Hitler XV


XV El Servicio Obligatorio del Trabajo


Entre las medidas decretadas para el mejoramiento del suelo alemán y para la conquista de nuevas superficies cultivables, hay que hablar de una institución de la nueva Alemania que, aún cuando ha sido inspirada por consideraciones más elevadas, es también de la mayor importancia para la agricultura; nos referimos al Servicio obligatorio del Trabajo.
Este “ejército de palas” es una creación de su jefe, el coronel retirado Constantin Hierl, uno de los más antiguos y activos compañeros de lucha de Adolf Hitler. Hierl es uno de aquellos hombres de Estado nacionalsocialistas en el que se hallan reunidos un amplio espíritu de organización con una gran tenacidad y rectitud. A él se debe la implantación del Servicio obligatorio del Trabajo incluido en el año de 1928 como un punto importante del programa del Partido nacionalsocialista del trabajador alemán; a él se deben también los trabajos preliminares para la realización de esta idea en los años anteriores a la toma del poder y por último fue él quien llevó a cabo la organización de esta institución bajo el gobierno de Hitler.
La idea fundamental del Servicio obligatorio del Trabajo se desprende de la exposición que el coronel Hierl hizo al Führer en 1930, cuando por primera vez se habló de este problema dentro del Partido. Puede resumirse de la manera siguiente:
“El Servicio del Trabajo significa algo muy diferente y mucho más elevado en su finalidad que un recurso pasajero nacido en tiempos difíciles para luchar contra el paro forzoso. La idea del Servicio obligatorio del Trabajo significa la continuación lógica y el complemento necesario de la idea que condujo a la enseñanza obligatoria y al servicio militar obligatorio. El alemán no debe servir a su pueblo solamente en caso de guerra, con las armas en la mano, sino también en la paz, con la herramienta. Todo alemán debe ser obrero y soldado.
El Servicio obligatorio del trabajo ha de ser un deber de honor de la juventud alemana y un servicio prestado al pueblo. No ha de tener otra misión, no debe suministrar mano de obra económica a la industria privada, ni debe convertirse en una empresa competidora del Estado que haga bajar los precios. El Servicio obligatorio del Trabajo debe proporcionar al gobierno un ejército de trabajadores para llevar a cabo obras públicas con fines económicos culturales y demás de la política nacional.
Pero más aún que las prestaciones materiales hay que apreciar el efecto educativo del trabajo en la juventud que lo practica dentro del Servicio obligatorio. Esta influencia educadora no debe considerarse como un deseo accesorio sino que es lo esencial, el elevado fin propiamente dicho del Servicio del Trabajo. Sobre todo debe servir para educar al pueblo alemán en pleno. Este es el verdadero núcleo de la idea. Suprimir del Servicio del Trabajo el pensamiento educador o postergarlo a un plano secundario sería privarlo de su esencia.
La propia experiencia adquirida por el joven alemán en el Servicio del Trabajo le será útil para apreciar con justicia el valor ético del trabajo y para saber comportarse dentro de lo que significa en Alemania el concepto comunidad de trabajo.
Porque el nacionalsocialismo quiere eliminar toda actitud egoísta y material con respecto al trabajo, toda concepción según la cual éste no es más que un medio para ganar dinero o un aporte venal, cada joven alemán debe trabajar durante cierto tiempo de su vida en la seguridad de rendir un servicio de honor a su pueblo. Como se quiere extinguir el orgulloso desdén por el trabajo manual y rural y se quiere asimismo exterminar radicalmente el orgullo y el odio de clases, por eso el estudiante debe estar junto al joven obrero que trabaja en la fábrica y el mozo de labranza que labora los campos, reunidos todos por lazos de camaradería en una comunidad de trabajo para ofrendar su servicio al mismo pueblo. Porque la nueva Alemania quiere enaltecer el nombre de trabajador haciéndole un título de honor para todo alemán, por eso todo joven alemán en calidad de obrero manual debe hacer su servicio de honor al Estado.
De este modo el Servicio del Trabajo llegará a ser la escuela de educación popular, insustituible, para la nueva clase obrera alemana, para el socialismo alemán tomado como modelo.
Bajo la presión del paro obrero en continuo aumento, el gobierno de Brüning se apresuró, en su tiempo, a adoptar esta idea del nacionalsocialismo. Por medio de un decreto-ley de Junio de 1931 se creó un servicio voluntario del trabajo que no fue otra cosa más que una especie de auxilio social para los parados y de efecto productivo para el Estado a la inversa de la forma anterior.
Este servicio fue subordinado al ministro de Trabajo quien transfirió su tarea a la oficina de colocación obrera y de seguro contra el paro. Con ello se confió a la organización de los campamentos de trabajo y del Servicio voluntario del trabajo al burocratismo y a las oficinas del trabajo.
Podían ser objeto del Servicio voluntario del trabajo obras circunstanciales de utilidad pública y cuya realización interesara a la generalidad sin que se pudieran costear de otra manera. En la práctica, sin embargo, se permitieron todos los trabajos deseados por un empresario, por ejemplo, un ayuntamiento; sólo una mínima parte del Servicio del Trabajo se dedicó durante ese tiempo a obras que redundaran en beneficio de la producción y de valor efectivo desde el punto de vista de la economía nacional.
La ejecución de una medida sólo podía ser llevada a cabo cuando se tenía la garantía de que la reunión de grupos de trabajo no sería abusivamente empleada con fines políticos u hostiles contrarios al Estado (naturalmente en el sentido del gobierno que entonces se encontraba en el poder). La burocracia oficial tenía en sus manos la facultad total de suprimir o de limitar las actividades de aquellos partidos o asociaciones que no le convenían al gobierno. Para defenderse de esta disposición el Partido nacionalsocialista de trabajadores alemanes, antes de la toma del poder, encubrió su Servicio del Trabajo bajo las más diferentes denominaciones. La Oficina del Reich encargada de la colocación auxiliaba al Servicio del Trabajo por medio de los fondos de seguros contra el paro o de los de la asistencia en caso de crisis; es decir, la ayuda económica quedaba limitada a los perceptores que ya estaban autorizados a recibir el subsidio en una de estas dos formas. Importaba 2 marcos por cabeza y día de trabajo, el tiempo de empleo fue fijado en 20 semanas.
El movimiento tomó proporciones enormes puesto que enorme era también el número de los sin trabajo pero al intenso desarrollo le faltaba uniformidad en su dirección, forma y espíritu.
El Servicio quedó reducido a un simple medio de retirar de las calles a obreros desocupados pero sin poder demostrar ningún contenido social y ético.
El antiguo Servicio voluntario del Trabajo abarcaba más de 200.000 hombres de los cuales apenas 100.000 estaban alojados en campamentos de trabajo; la mayoría se hallaban ocupados en proyectos equívocos de trabajos de donde se desprendía una serie de disposiciones inconexas.
Pocos días después del 30 de Enero de 1933, el coronel HierI fue nombrado subsecretario del Servicio del Trabajo en el Ministerio del Trabajo. A partir de ese momento comienza la dirección y organización unitaria del Servicio del Trabajo en Alemania[1].
El subsecretario HierI mandó clausurar distintos campos y luego reunió las agrupaciones intachables en una única y grande como exponente del “Servicio nacionalsocialista del Trabajo”. Gracias a la disolución de la burocracia de los negociados oficiales de trabajo y a la instalación de servicios propios con presupuestos propios, consiguió HierI la independencia de la organización.
En otoño de 1933 se introdujo el uniforme de color pardo terroso con la antigua gorra característica de los campesinos alemanes y el cuchillo-puñal.
La juventud del Servicio del Trabajo lleva su uniforme con orgullo; la uniformidad subraya que todos son iguales en este servicio de honor al pueblo y a la patria. El Servicio comprende actualmente 30 formaciones regionales, subdivididas en grupos. El grupo se compone de 6 a 9 secciones según las necesidades locales. Al mismo tiempo se introdujeron los grados en el servicio.
La primera visita a los campamentos mereció la completa aprobación del Führer, quien el 1 de Julio de 1934 nombró al subsecretario HierI “Comisario del Servicio voluntario del Trabajo”, quedando directamente subordinado al ministro de la Gobernación. Con ello pasó al subsecretario toda la dirección del Servicio del Trabajo.
Un mes más tarde el Servicio del Trabajo tomó parte, en formación cerrada, en el Congreso del Partido en Nuremberg. Era la primera vez que la recién creada organización se mostraba al público para dar fe de su espíritu y de su trabajo. La parada de 52.000 hombres de trabajo con sus brillantes palas y sus maniobras de una precisión sin igual ofrecía en el campo Zeppelin un cuadro sorprendente. (Fig. 160)
En su contestación al discurso de Hierl, el Führer hizo una declaración sobre la máxima importancia que en el futuro tendrá el Servicio del Trabajo: “Por vuestra escuela pasará toda la nación. Llegará día en que ningún alemán podrá formar parte de la comunidad nacional sin haber pasado por la vuestra.”
Esta profecía fue recibida con atronadora ovación por la multitud de espectadores Un año más tarde Adolf Hitler implantó la ley sobre el Servicio general obligatorio del Trabajo; el Servicio del Trabajo como servicio de honor se convirtió así en la escuela de la nación para todos los jóvenes alemanes.


Organización, Educación e Instrucción
Todo joven alemán tiene por lo tanto que cumplir el Servicio del Trabajo comprendido entre la escuela obligatoria y el servicio multar obligatorio. El efectivo del Servicio obligatorio para hombres ha de adaptarse a las fuerzas en activo del Ejército y será determinado por el Führer y Canciller; actualmente se eleva a 230.000 hombres, incluyendo el personal de los cuadros de mando.
La dirección de la organización total está en manos del Jefe del Trabajo, con residencia en Berlín-Grunewald. El Estado mayor del Trabajo se divide en 8 departamentos: 1.° Servicio, 2.° Personal, 3.° Proyectos de utilización territorial, 4.° Administración y Tesorería, 5.° Sanidad, 6.° Educación e instrucción, 7.º Tribunal jurídico, 8.° Prensa. A la dirección del trabajo están directamente subordinadas 30 jefaturas provinciales del trabajo, así como 13 jefaturas de distrito del Servicio del Trabajo de la Juventud femenina y las distintas escuelas para la instrucción de los jefes, maestros, etc.
La selección y formación de los jefes constituye una cuestión de vital importancia para el Servicio del Trabajo. El jefe del Trabajo no debe ser sólo un educador y un buen ejemplo; debe poseer además conocimientos técnicos y de organización, en otras palabras: reunir a la vez en su persona los elementos característicos de las clases obrera, agrícola y militar. Asimismo debe cuidar de su aptitud física personal que logrará mantener lozana mediante la practica de ejercicios gimnásticos y de deporte. Su carácter debe ser intachable, elevado el grado de sus ideas morales, sana su comprensión social, leal e incondicional su sentido de responsabilidad; estas condiciones reunidas no admitirán dudas en su comportamiento y le servirán para interpretar la importancia de la misión que le ha sido confiada.
El futuro jefe del Servicio del Trabajo recibe su instrucción en las escuelas para jefes: escuelas para jefes de tropa, para maestros de campo, escuelas regionales y nacionales; todo esto de acuerdo con el principio de que los futuros jefes deben someterse a una instrucción homogénea en todos los ramos del Servicio del Trabajo, sin distinción de la posición que ocupan en la organización. La instrucción se imparte basándose en el reconocido principio de que solo mediante la práctica se domina plenamente la materia objeto de la enseñanza.
Por esta razón, en la mayoría de los casos, la instrucción se da en el campo mismo en donde los participantes ejecutan personalmente los diversos trabajos que los hombres del servicio harán más tarde, a saber; construcción de trincheras, instalación de drenajes, construcción de caminos, construcción de vías férreas de campaña, manejo de volquetes y carretillas, etc. Sin embargo, para mejor comprensión el trabajo práctico es precedido de instrucción teórica.

El Servicio del Trabajo representa en lo sucesivo un nuevo eslabón en la cadena de la educación pública de la juventud. Según la ley, el Servicio del Trabajo debe educar al joven en el espíritu del nacionalsocialismo, orientándolo hacia la comunidad nacional y haciéndole comprender el verdadero sentido del trabajo. Aquel que después de medio año se retire del Servicio del Trabajo sabe muy bien que tiene deberes para con su pueblo y para con su patria y que todo trabajo dignifica, aún el más modesto.
La labor del jefe ciertamente no es fácil, sobre todo si se tiene presente cuán breve es el tiempo de que se dispone. Por eso la educación está limitada a cuatro materias principales: Folklore nacional. Geografía de Alemania, Servicio del Trabajo e Ideología nacionalsocialista. Como se ve, se han hecho esfuerzos por realizar los postulados establecidos por Adolf Hitler en su libro “Mi lucha”: 1.º “no sobrecargar la memoria con conocimientos que en un 95% son inútiles y que por consiguiente se olvidan fácilmente” y 2.° “reducir la instrucción a una forma concisa que comprenda lo esencial.”
Fuera de las horas dedicadas a la enseñanza son de importancia capital los efectos educativos de las veladas celebradas en los campamentos; ahí las fuerzas de orden intelectual que duermen en la juventud pueden despertar y desplegarse. En las horas de descanso la comunidad del campamento se transforma en lo concerniente a las actividades, pues continúa siendo comunidad, pero las horas postrabajo son dedicadas a la cultura, como exponente de la voluntad de tendencias artísticas. Los juegos, cantos y trabajos manuales, en común, familiarizan a los jóvenes del Servicio con aquellos medios que más tarde pueden ser de gran utilidad en su propio hogar y en la organización de sus horas libres.
Yo mismo tuve ocasión de presenciar en compañía de algunos miembros del Cuerpo diplomático de Berlín y de colegas de la prensa una de estas veladas en un campo de trabajo instalado en una comarca oriental del Reich; en coro se entonaron antiguas canciones de la Guerra de los siete años, se tocaron marchas militares de la época de Federico el Grande y se recitaron poesías. Finalmente, representaron los hombres del Servicio, con perfecto conocimiento del arte dramático, una escena alegórica que aludía al desecamiento de una marisma que precisamente aquel mismo día había sido inaugurada por el propio Führer en cuyo honor se le dio el nombre de Hitler-Koog.
Especial esmero se dedica, como es de suponer, a la educación física en una forma que corresponde al carácter particular del Servicio del Trabajo: preparación para el trabajo en los lugares de construcción y ejercicios gimnásticos para el fortalecimiento físico. Esta cuestión ofrece considerables dificultades porque los hombres del Servicio son de la más variada procedencia; se parte aquí del punto de vista de que el éxito de una educación física se manifiesta en el aspecto y en el porte deportivo de un destacamento en marcha cerrada. En efecto, de él debe desprenderse la impresión de un bloque de fuerza y salud que refleja su capacidad física.
Quien haya presenciado una vez los desfiles y manifestaciones del Servicio del Trabajo en los Congresos del Partido en Nuremberg seguramente habrá recibido esta impresión.
En los campamentos del Servicio del Trabajo se practican algunos deportes que consisten en ejercicios al aire libre con y sin medios auxiliares como: calistenia con mazas, gimnasia con bochas y pesas, juegos de pelota —a mano, fútbol—, carreras a pie y otros deportes semejantes. En el verano se practica la natación en cuanto se presenta la oportunidad.

La instalación de los campamentos varía mucho puesto que depende de la naturaleza del trabajo; si éste se ha previsto para varios años se impone la necesidad de construir alojamientos sólidos, es decir casas de piedra. Para este fin se pueden utilizar muy bien edificios desocupados como casas de habitación, fábricas, almacenes, escuelas y otros semejantes. Si no puede disponerse de locales de esa clase se procede a la construcción de barracas de madera, que tienen la gran ventaja de poder ser transportadas con facilidad al sitio donde haya que realizar el trabajo en cuestión. (Fig. 161.)
Las barracas se componen de varias unidades, en general cuatro para cada grupo de 16 hombres. La instalación interior es sencilla pero, sin carecer de las comodidades indispensables. Además de una litera para dormir cada uno de los hombres del Servicio dispone de un armario, de una mesa y de una silla. Por último, existe una barraca-cantina que comprende además un gran salón de reuniones, cocina y despensa, oficina y dormitorio para el jefe del campamento.
Se dispone por cada hombre del Servicio de unos dos marcos diarios. Con este dinero se costea alimentación, vestido, lavado de ropa, etc. En efectivo recibe cada uno 25 céntimos por día para gastos menudos; betún para el calzado, agujas e hilo, pero también para satisfacer algunos gustos personales como el de fumar o beber de vez en cuando un vaso de cerveza. Hasta hay algunos que logran hacer ahorros con esta cantidad tan modesta.
En mis visitas a diversos campamentos de trabajo pude convencerme del orden, de la limpieza y del ambiente agradable que en ellos reina, así como del espíritu alegre de estos jóvenes soldados del trabajo y del envidiable apetito con que consumían la sabrosa comida del mediodía.


La Lucha por la Conquista de Tierra

“Quien hace que ahí donde hasta entonces sólo crecía una caña, crezcan en lo sucesivo dos, rinde más provecho a su pueblo que un general que gana una gran batalla.”
Federico el Grande


La misión más importante del Servicio del Trabajo es la de hacer más fecundo y extenso el suelo alemán cultivable. Por eso el Servicio del Trabajo en su conjunto se ocupa del cultivo de la tierra. La mayor parte, o sea el 70% se dedica a la fertilización de terrenos pantanosos o estériles. Prepara suelo para nuevas generaciones labriegas, mejora las condiciones de terrenos ya explotados, aumentando su fuerza de producción por medio de trabajos de desecación o de riego y de protección contra las inundaciones y cumple otras labores semejantes. Un 15% del personal se dedica a los trabajos forestales, aumentando la extensión de los bosques, cuidando de su prosperidad y reparando la red de caminos rurales en aquellos puntos en que se encuentra descuidada. El resto tiene a su cargo los trabajos de interés social, como colonias rurales y urbanas y aquellos de carácter cultural, como construcción de anfiteatros al aire libre y excavaciones de hallazgos prehistóricos. De esta forma el trabajo no sólo proporciona más pan al pueblo y contribuye al incremento de su cultura, sino que también redobla las fuerzas físicas y la salud de aquellos que lo realizan. (Figs. 162 a 165.)
El trabajo cultural del país ha logrado la irrigación de vastos terrenos mediante una obra de rectificación que comprende unos 10.000 Km de ríos y arroyos. Así 200.000 hectáreas se hicieron útiles para la agricultura o simplemente se aumentó su fecundidad gracias a toda clase de trabajos de avenamiento interior y otras 50.000 hectáreas por medio de la preparación del suelo: roturación, planificación y cultivo. Además 8.500 Km de vías de comunicación facilitaron considerablemente el cultivo de tierras laborables hasta entonces de difícil acceso. Unas 135.000 hectáreas de terreno forestal han vuelto a rendir provecho gracias a los trabajos de repoblación u otros de la más variada naturaleza. 9.000 Km de caminos para el transporte de la madera han hecho accesibles inmensas extensiones de bosques facilitando y aumentando su explotación. Intensa concentración de secciones del Servicio del Trabajo ha tenido lugar en los puntos siguientes: en el Grossen-Moosbruch, en la desembocadura del Nogat, Prusia oriental, en la zona fronteriza de la Pomerania oriental, en Usedom-Wollin, mar Báltico, al N. de Stettin, en la costa del Mar del Norte, entre los diques Marne y Hindenburg, en el Spreewald, en las zonas pantanosas de los ríos Havel y Rhin, en los pantanos del Sprotten, en las montañas Gigantes y del Iser, en la baja Silesia, en Drömling, en la vega del Elster-Luppe, en la cuenca del Elster blanco, en la provincia de Sajonia, en el tremedal de Ostenholz cerca de Hannover, en la región del Ems, en la cuenca del río Ems y en el Venn blanco en Westfalia, en la cuenca del Niers en el bajo Rhin, en las montañas: Hunsrück, Eifel. Westerwald; en la hondonada de Hessen, en la cuenca del Nahe, en las hondonadas en Baden Pfinz-Saalbach y Sandbach-SuIzbach, en el Rhön, en el Jura de Franconia, en la cuenca de Straubing-Pleinting y en el valle del Ilm en Baviera. (Véase el mapa de la pág. 307.)
La posibilidad de continuar estos trabajos está asegurada todavía para muchas décadas. Sólo por la conquista de nuevas tierras se puede aumentar en unos 3 millones de hectáreas el terreno cultivable de Alemania. Por medio de los trabajos de desecación o de protección contra las inundaciones, etc. se podrá conseguir igualmente un nuevo aumento de la producción. El terreno por conquistar puede compararse a un territorio de las dimensiones de Baviera y Württemberg juntas.
Por lo general, el Servicio del Trabajo no se emplea en los trabajos de construcción de carreteras. El gran programa de las autopistas del Reich sirve, en lo esencial, para la eliminación del paro forzoso y se realiza por medio del capital privado o por subvenciones para trabajos de carácter urgente. La aplicación del Servicio a la construcción de carreteras habría de quitar a los obreros sus puestos de trabajo. El Servicio no debe representar competencia alguna, sino que su misión tiene que circunscribirse a la labor de preparación para dar a la agricultura nuevas posibilidades de desarrollo.

Algunas de estas labores del Servicio del Trabajo, ya terminadas o en vías de ejecución, merecen especial mención.
Región del Ems. El territorio está situado a ambas orillas del río Ems, hasta la frontera holandesa; tiene una superficie total de unas 400.000 hectáreas y se caracteriza por sus turberas cubiertas de brezales y por sus grandes extensiones baldías. Es un espacio de tierra casi despoblado, del cual está aún sin explotar una cuarta parte.
En los años 1934 y 1935 el Ministerio de Agricultura compró en esta región un terreno de 30.000 yugadas con fines de colonización, confiando las labores preparativas al Servicio del Trabajo. Estas operaciones comprenden el desecado de todo el terreno por medio de un sistema de avenamiento y por una densa red de desagües, la construcción de una carretera empedrada de 25 Km de longitud y de varios caminos de acceso y do servicio, el drenaje de 16.000 yugadas de turbera y el aterramiento de otras 6.000 yugadas de turbera[2].
Como el plan general proyecta un volumen de trabajo en el cual han de invertirse más de 1.500.000 jornadas, transcurrirán probablemente cerca de ocho años antes de que surjan de esa tierra desfavorecida por la naturaleza 400 lotes de terreno fértil con una extensión de 15 hectáreas cada una.
En un período de tiempo relativamente corto, el Servicio del Trabajo terminó la construcción de 50 Km de carretera y caminos (de los cuales 3 empedrados), 120 Km de canalizaciones y zanjas, 60 hectáreas de trabajos de aterramiento y 40 hectáreas de aplanamiento. La importancia de los trabajos llevados a cabo por el Servicio del Trabajo será evidente con los datos siguientes: para la construcción de los edificios correspondientes a las 24 secciones del Servicio del Trabajo (una sección se compone de unos 150 hombres) fueron requeridos 140 vagones de ferrocarril de madera para barracas y 90 vagones de material fueron empleados en el alojamiento; los caminos de acceso a los lugares de emplazamiento, en terrenos completamente pantanosos, tuvieron que ser, en su mayoría, construidos de nuevo; como fundamento fue necesario una obra de zampeado: la conducción de la luz desde lejanos generadores de energía eléctrica y la instalación de fuentes para el aprovisionamiento de agua, tan difícil en territorios pantanosos.
Sprottebruch. Situado en el centro de los distritos de Glogau y Sprottau, baja Silesia, al norte del tranquilo pueblecillo de Primkenau, se extiende al “Sprottebruch”, vasto terreno cenagoso de forma casi ovalada y unos 60 Km2 (alrededor de 24.000 yugadas). Primitivamente fue un gran bosque, de espeso, pantanoso follaje. Catástrofes naturales produjeron el desmoronamiento de este bosque y su transformación en región pantanosa. En medio de su terreno corre el río Sprotte que desemboca en el Bober cerca de Sprottau; su corriente lenta, de muy poco declive, y el abundante contenido de materias aluviales puede que sean la causa del encharcamiento de esa región.
El primero en iniciar los trabajos de aprovechamiento de esta zona fue Federico el Grande. Sin embargo, las labores preliminares de roturación fueron abandonadas después de su muerte. Ulteriores tentativas quedaron igualmente detenidas en sus principios. En Octubre de 1933 un grupo del Servicio del Trabajo fue enviado allí para preparar y cultivar el extenso territorio. Se trata en este caso de un trabajo que requerirá un total de un millón de jornadas aproximadamente y que sólo será concluido pasados 6 a 7 años. Esta obra comprende la construcción de caminos, la regulación de los cursos de agua, la distribución de la superficie nuevamente conquistada y su cultivo.
En el borde de la zona en cuestión ha surgido mientras tanto el pueblo de Hierlshagen (así nombrado en honor del jefe del Servicio del Trabajo); por de pronto destinado a 50 heredades que en breve podrán ser ocupadas. Otras heredades serán creadas alrededor del Sprottebruch con una superficie de unas 80 yugadas cada una.
La fertilización del Sprottebruch significa un paso hacia delante en el camino de la conquista de tierra para la agricultura alemana.
Costa occidental de Schleswig-Holstein. La obra más imponente confiada al Servicio del Trabajo es la de conquistar nuevos terrenos en la costa occidental de la Frisia del Norte. Es una lucha con el mar, con el “Hans reluciente” como le llaman las gentes del lugar.
Esta costa, en el curso de milenios, ha experimentado grandes transformaciones y sufrido extraordinarias pérdidas. Ante el litoral actual se extendían, en los tiempos prehistóricos, dilatados y fértiles terrenos cenagosos que aparecían interrumpidos por superficies arenosas, eriales y turberas que llegaban hasta las islas de Sylt, Amrum, Pellworm y Trieschen. Numerosos riachuelos y corrientes dividieron el territorio en islas de distinta extensión. El hundimiento, que se detuvo a fines de la edad de bronce (800 años antes de Cristo), las mareas y las inundaciones provocadas por fuertes tormentas, convirtieron este terreno, antes fértil pradera, en una extensa marisma situada entre las islas y la costa. En el transcurso de los siglos, nuevas inundaciones produjeron sucesivas modificaciones; por fin, en el siglo XIX, la técnica y la organización pudieron contener el avance del mar por medio de perfectas obras de defensa. Desde 1933 y gracias al Servicio del Trabajo, los esfuerzos de reconquista de tierras han experimentado un impulso más enérgico y sistemático.
El programa de trabajo para los próximos diez años ha sido establecido por el presidente de la provincia de Schleswig-Holstein. Según este programa se construirán siete diques entre la costa y las islas; de estos el de la isla Nordstrand está ya terminado. A medida que se vayan rellenando de tierra los espacios que quedan entre los diques secundarios so irá formando un terreno de cultivo que con una extensión de más de 10.000 hectáreas permitirá el establecimiento de 855 colonos. La construcción de diques en el territorio del Eider arrebatará al mar invasor más de 35.000 hectáreas de terreno valioso. El coste total de estos trabajos que comprenden 13.500.000 jornadas, está presupuestado en unos 150 millones de marcos. 64.000 hondonadas se harán accesibles terraplenándolas, se asegurarán mediante la construcción de diques 20.000 yugadas de marisma ya terraplenada, se pondrán diques a 45.000 yugadas de terreno ya preparado y se desaguaran 20.000 yugadas de marisma, todo lo cual permitirá poner en condiciones de cultivo ricas extensiones. Como se ve, se trata de un trabajo gigantesco.
Hasta el presente se han construido, según este plan, 13 Km de diques interiores, 25Km, de arrecifes y 2.500 hectáreas de marisma se han convertido en terreno fértil. Para la conquista de tierra en la marisma se han hecho terraplenes que alcanzan una longitud total de varios cientos de kilómetros y muchos miles de zanjas. Dos grandes obras en esta costa, a las cuales me he referido ya en el capítulo precedente, han sido construidas hace dos años: el Koog Adolf Hitler en la bahía de Dieksand (al sur de Dithmarschen) y el de Hermann Göring, en la bahía de Tümmland (Eiderstedt). En los trabajos del Koog Adolf Hitler, que tiene una superficie aproximada de 1.330 hectáreas, tomó parte el Servicio del Trabajo con 20.000 jornadas para el desmonte de los diques de verano, la excavación de zanjas, terraplenes y labores para la obra de colonización; gracias a estos trabajos fue posible establecer 54 nuevas granjas aisladas, de una extensión de 10 a 30 hectáreas cada una, en colonias diseminadas y, además, algunas pequeñas parcelas para pequeños agricultores. Como resultado práctico la cosecha total de 1935, primer año de cultivo, alcanzó la suma de unos 70.000 quintales de avena; esta cantidad corresponde al consumo anual de harina de una ciudad de 20.000 habitantes.
En el Koog Hermann Göring fueron removidos 1.250.000 m3 de tierra. El agua propia, agua de lluvia, y la procedente de las tierras pantanosas colindantes son llevadas al mar del Norte por medio de un canal de desagüe.
Se construyó una red de caminos de 10 Km de longitud. El resultado es que se ha conseguido colonizar con 22 granjas, las 550 hectáreas del extenso Koog, cada una con una superficie de cultivo de 7½ hasta 27 hectáreas; además se han distribuido numerosas parcelas para pequeños agricultores, obreros y artesanos.
De este modo se pudo ceder a labradores, y obreros, sanos y templados por la lucha, heredades fértiles que dos años antes estaban inundadas por el mar; ellas servirán de base para la formación de una nueva y robusta raza de agricultores


El Servicio del Trabajo Obligatorio para la Juventud Femenina

El origen y los principios del Servicio del Trabajo obligatorio para la juventud femenina son casi idénticos a los del Servicio del Trabajo para los jóvenes. “La educación llevada a cabo en el espíritu del nacionalsocialismo hacia la comunidad nacional, hacia la camaradería e igualmente hacia una concepción moral más elevada del trabajo, no es menos necesaria para la juventud femenina que para la masculina. Conforme a su finalidad, el Servicio del Trabajo de ambos sexos es algo unitario, total (Hierl).
En 1933 fue posible la unificación del Servicio. Hasta el 1 de Enero de 1934 el Comisario del Reich para el Servicio del Trabajo, que hasta entonces había sido voluntario, confió la jefatura de la juventud femenina, como organización única, a la Sra. Scholz-Klink, bajo el nombre de “Servicio femenino del Trabajo”. El territorio del Reich fue dividido en 13 secciones regionales, cuyas directoras quedaron subordinadas a la directora general del Servicio femenino del Trabajo.
En los dos primeros años del Servicio femenino se hallaban frente a frente dos concepciones sobre el sentido y la misión de esta organización: una tenía por base la idea de que el Servicio debía ser una escuela de educación de la joven como ama de casa y madre, la otra sostenía que es necesario una educación mediante el trabajo efectivo en interés del pueblo allí donde éste sea necesario para llegar al conocimiento de la propia responsabilidad y de la abnegación indispensable para el servicio de la colectividad. Basándose en la experiencia se ha elegido como principio la segunda concepción.
El trabajo, que actualmente dura medio año, consiste en ayudar a aquellas mujeres y madres alemanas que, agobiadas por el trabajo o la enfermedad, no estén en situación económica que les permita pagar el sueldo a sus sustitutas. Se presentó aquí un vasto campo de acción, particularmente en las regiones recientemente colonizadas. Desde el punto de vista educativo el trabajo constituye un deber de importancia trascendental para la joven.
Pero no solamente aquí sino también en las regiones rurales azotadas por la miseria y en los barrios obreros de las ciudades industriales es de urgencia capital la ayuda a las mujeres y madres con numerosa familia. Por todas partes han sido colocadas las obreras del Servicio, con objeto de ayudar a las mujeres en las labores domésticas, en el corral, en las faenas del campo... o para suplir el puesto de la madre enferma confiando sus hijos a las escuelas infantiles instaladas en el campo (Figs. 166 y 167).
La naturaleza de esta aportación personal de trabajo debe ser cimentada y completada por la vida en común de las jóvenes de todas las clases sociales en los campos de trabajo, practicada y formada a base del consciente deber de responsabilidad. Para la enseñanza, organización de las horas libres, cultura física, etc., se aplican los mismos principios que para el Servicio del Trabajo en los hombres, si bien adaptados a la naturaleza de la mujer. Hasta mediados de 1935, el Servicio femenino del Trabajo dependió económicamente de la Oficina nacional para colocación obrera y de seguro contra el paro forzoso. Así se pudieron colocar a numerosas jóvenes sin trabajo. El 1 de Abril de 1936 el Servicio femenino se incorporó al Servicio obligatorio del Trabajo, con la denominación actual de “Servicio obligatorio del Trabajo para la Juventud femenina”. Las 13 secciones regionales continúan subsistentes, pero sus directoras están ahora subordinadas al jefe del Servicio obligatorio del Trabajo bajo cuya dirección se encuentran en vías de realización diversas reformas de los campamentos (para 40 muchachas) de la enseñanza y de la educación. El Servicio femenino del Trabajo a principios de 1938 alcanzaba la cifra de 25.000 muchachas distribuidas en 600 campamentos.
Hace algún tiempo tuve ocasión de visitar, en compañía de algunos colegas de prensa, un campamento femenino que me produjo la más satisfactoria impresión. Allí estaban reunidas muchachas de las más diversas clases sociales, pletóricas de salud, sonrientes y tostadas por el sol. En nuestro honor entonaron viejos cantos patrióticos y algunas canciones populares, nos enseñaron sus bonitas habitaciones adornadas con flores y su sala de reunión. En el jardín ejecutaron danzas populares, haciéndonos penosa la despedida de aquel lugar colmado de juventud y alegría.

[1] Véase el Anuario del Servicio del Trabajo, publicado por el jefe superior del Trabajo, coronel Müller-Brandenburg, director del Negociado de Asuntos exteriores y de Información en la subsecretaría del Servicio obligatorio del Trabajo, en colaboración con numerosos jefes del mismo servicio, Volk und Reich Verlag, Berlín, 1936.
[2] Por medio de este procedimiento, ejecutado según el modelo holandés, se rompe la formación impermeable que se encuentra bajo una delgada capa de turba negra y estéril y se recubre la turbera con arena en parte arcillosa.

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