La Alemania de Hitler VIII
VIII
Política Social y Trabajo
El concepto de política social, cuyo fin es la paz social dentro del pueblo entero, ha vuelto a ganar en la Alemania actual su primitivo significado. Según la concepción nacionalsocialista se comprende aquí también a la clase labradora que hasta ahora había estado fuera de toda consideración político-social. La economía está asimismo supeditada a la política social, ya que el asunto obrero no se puede separar de sus propios problemas y sin una sólida base económica no puede imaginarse un favorable desarrollo de las condiciones sociales.
Estas relaciones recíprocas entre la economía y la política social se evidencian en virtud de que en Alemania se ha eliminado la falta de trabajo gracias a la reanimación económica. En lugar del antagonismo entre las políticas social y económica aparece ahora lo que es común a ambas, es decir, la íntima colaboración de los dos grupos. Precisamente la intensificación de esta obra común lleva a la comprensión y a la paz social.
Bajo el régimen nacionalsocialista se han conservado todas aquellas partes de la política social anterior que se relacionaban con el trabajo y los obreros. Nada se ha suprimido, bien al contrario todos los sectores han experimentado una ampliación. Al ajuste de los salarios por parte del Estado se añadió la intervención en las condiciones del trabajo: la protección del trabajo se ha aumentado por medio de la asistencia sanitaria general; asimismo se ha establecido la reglamentación de licencias, vacaciones, organización de las horas libres y del recreo, etc. La protección del trabajador, en caso de paro, por mediación y subsidio fue ampliada en el sentido de procurar trabajo, dirigir la mano de obra y ofrecer las posibilidades de trabajo. El fomento de la higiene pública se practica mediante la protección general de la vida de los trabajadores, la cual comprende el régimen de viviendas y colonias obreras y contribuye por tanto al bienestar general de la clase obrera.
En su libro “Mein Kampf”, Adolf Hitler dice que la labor social no es obra realizada con la pretensión de que se reconozca con gratitud, puesto que no debe repartir mercedes sino establecer derechos. Además dice que una de las primeras cuestiones de la “nacionalización” de un pueblo consiste en crear condiciones sociales sanas como fundamento de las posibilidades de educación del individuo.
Con esto dio a entender el Führer cuáles son los grandes e importantes temas que la política social del Estado nacionalsocialista ha de desarrollar. Tiene que ser una política orientada hacia la justicia social. Debe empezar por establecer el fundamento de un orden social, creando la organización social del trabajo, y éste sólo puede ser justo si está encaminado al fin político supremo: la comunidad del pueblo.
Si en alguna parte la palabra comunidad alcanza su pleno sentido y completa significación es precisamente en el dominio de lo social, en la organización práctica de las relaciones de los trabajadores entre sí y con la comunidad del pueblo. El postulado ético encerrado en este concepto debe expresarse en toda obra de legislación social. Una vez que la idea de la comunidad se haya comprendido en toda su magnitud será justa toda ley basada en ella y asimismo lo será su aplicación. La gran intuición del Führer se debe a que él mismo ha sabido sentir lo que precisamente el obrero alemán ansiaba en lo íntimo de su ser: poner fin a la falta de vida espiritual en su trabajo y que éste, manual o intelectual, debe estar impulsado por un gran ideal.
El nuevo estatuto del trabajo que —como más adelante veremos— el Tercer Reich ha dado al obrero alemán con la Ley sobre la organización del trabajo nacional fue aceptada por la clase trabajadora con plena aprobación, gracias a que devolvía al obrero su dignidad humana y lo encajaba con igualdad de derechos en el cuerpo nacional. Por la introducción del concepto de honor social, el trabajo manual perdió el carácter de mercancía que había tomado ya desde el comienzo de la industrialización. El honor social no conoce graduación ni para los patronos ni para los obreros. Todos los trabajadores que participan en la obra común son igualmente respetados y honrados. Las disposiciones ulteriores de la ley de la organización del trabajo nacional relativas a los deberes de previsión del patrono y los de fidelidad del personal han vuelto a revivir como un patrimonio alemán que yacía enterrado hace largo tiempo. No se hizo por simple romanticismo sino por satisfacer una realidad obligatoria. La disposición complementaria, del 3 de Diciembre de 1937, dictada por el comisario del Plan Cuadrienal, presidente del Consejo, mariscal Göring, sobre el pago de jornales en los días festivos, prueba que el gobierno del Reich tiene conciencia de la deuda de reconocimiento, contraída para con el trabajador alemán, encontrándose firmemente decidido a pagarla con hechos sociales.
Problemas de la más distinta naturaleza se reúnen en una finalidad común y su íntima unión y compenetración se revela a cada paso, para servir al bienestar del pueblo y del Estado. Alemania es actualmente un Estado democrático, cuya base está formada por la confianza y la fidelidad espontáneas que el pueblo tributa al Führer. Los conceptos de pueblo y Estado se funden entre sí; el pueblo es la condición previa para la existencia del Estado. De aquí que el Estado tenga el deber de unificar la política social de la misma manera que las demás ramas de la vida nacional, comenzando por la procuración y organización del trabajo y concluyendo por la protección, el descanso y el bienestar del obrero.
El Ministerio del Trabajo del Reich en unión con los ministerios de Hacienda y Economía y los negociados correspondientes de la organización obrera nacionalsocialista del Frente alemán del Trabajo se encarga de cumplir estos fines de administración social. El Ministerio del Trabajo y de Prusia del Reich, como órgano supremo para los asuntos de política social, se divide en las cuatro Direcciones generales siguientes. 1º Asuntos generales, Administración del Ministerio del Trabajo de Prusia y del Reich y de los servicios subordinados, previsión social y asuntos de higiene social, en particular de previsión médica. 2º Seguro social, bienestar público, política social internacional y extranjera, bolsa del Trabajo, colocación de obreros, procuración de trabajo, subsidios a los obreros sin trabajo. 3º Protección del trabajo e inspección de fábricas inclusive la higiene industrial e inspección médica industrial, legislación obrera, organización social, política de salarios y económica. 4º Colonización, viviendas y construcciones urbanas.
Como vemos, al Ministerio del Trabajo corresponde, además, una serie de organismos y dependencias de la administración social, como el negociado de seguros sociales, tribunales de previsión social, los inspectores del Trabajo, el museo alemán de protección del Trabajo, los jefes y oficinas de la previsión social, la oficina de colocación de obreros y de seguro contra el paro forzoso, el instituto nacional de seguros sociales para empleados, el cuerpo de mineros del Reich, los institutos regionales de seguros, las cooperativas de seguros contra accidentes, las sociedades de seguros contra enfermedades en las profesiones marinas, etc.
La Lucha contra el Paro Forzoso
Cuando Adolf Hitler se hizo cargo de los asuntos del Estado, en Enero de 1933, el número de obreros ocupados en Alemania había descendido a 11,5 millones y el de los sin trabajo había subido a 7 millones, de los cuales 6 estaban registrados en las oficinas del trabajo. El paro forzoso incluyendo a las familias de los obreros sin trabajo afectaba a casi un tercio del pueblo alemán. El socorro a los obreros parados creció hasta llegar a la cifra de 3.150 millones de marcos, mientras que los ingresos por contribuciones descendieron a 6.600 millones de marcos.
Los últimos gobiernos, antes de hacerse cargo del poder el nacionalsocialismo, trataron de disminuir el paro con la adopción de medidas de gran amplitud para la procuración de trabajo (Programa Papen, Agosto de 1932: 2.000 millones; programa de emergencia de 1933: 2.700 millones de marcos). A estos programas les faltó una dirección unitaria y el vasto frente que pudo crearse después gracias a la aportación de medios poderosos. No era posible llevar a cabo una acción de tan grande envergadura sin la confianza del pueblo en su gobierno y sin una centralización orgánica de todas las fuerzas, factible solamente en el nuevo Estado.
Las medidas tomadas por el gobierno nacionalsocialista para la procuración de trabajo se dividen en:
1º Procuración inmediata de trabajo mediante la concesión de trabajos públicos adicionales y adjudicaciones;
2º Procuración indirecta de trabajo por medio de la aportación de medios públicos y facilidades contributivas para el estímulo de la iniciativa privada;
3º Fomento de las admisiones de obreros mediante anticipos públicos y facilidades en los impuestos.
4º Disminución de la demanda de trabajo por medio de la retención de los obreros fuera de la esfera económica.
Al primero de estos postulados se aplicó el programa Reinhardt (llamado así según el nombre del joven e inteligente secretario de Estado del Ministerio de Hacienda, Fritz Reinhardt) de fecha 1 de Junio de 1933, que puso en circulación bonos del tesoro para el trabajo, por valor de 1.000 millones de marcos para la ejecución de trabajos públicos de gran valor y de utilidad nacional. Se trataba de trabajos de construcción y renovación de edificios administrativos y de viviendas, puentes y otras construcciones semajantes, canalizaciones fluviales, construcción de canales, puertos, reparaciones de carreteras, etc., es decir trabajos que casi exclusivamente beneficiaban a la industria de la construcción, pero que también originaron una acción vivificadora en toda la economía nacional. Mediante la incorporación de muchos obreros desocupados en el organismo de la producción se aumentó, con el poder adquisitivo de las masas, el movimiento de ventas de los productos alimenticios y aquellos de necesidad cotidiana: como consecuencia surgieron nuevos y numerosos trabajos.
Además, el programa Papen proporcionó 302 millones de marcos y el de emergencia 600 millones, que aún quedaban sin consumir; la mayor parte del plan de trabajo de estos dos programas no se había realizado aún al tomar el poder el nacionalsocialismo. Finalmente, estaban a disposición de este plan 360 millones, en forma de cupones de crédito sobre impuestos.
A esto hay que agregar la grandiosa obra de las autopistas nacionales para la que se destinó la cifra de 3.500 millones de marcos, distribuidos en un período de construcción calculado en 6 ó 7 años. Luego siguió una considerable ampliación de las obras de almacenes, muelles, etc., de los ferrocarriles (unos 1.000 millones de marcos) y de los servicios de Correos del Estado así como una notable intensificación de los trabajos públicos de emergencia promovidos por la oficina del trabajo y del seguro contra el paro. Mediante una suscripción pública, a fines de 1935, para el fomento del trabajo nacional se redondeó, junto con los medios de que ya se disponía, la cifra de 5.518 millones de marcos, destinada a trabajos de emergencia.
El proyecto de las autopistas nacionales abarca la construcción de 7.000 kilómetros. Más de 100.000 hombres tienen ocupación durante varios años y muchos otros miles reciben indirectamente pan y trabajo de las industrias relacionadas con esta obra. El plan surgió por iniciativa de Adolf Hitler quien, en 1933, pocos días después de la toma del poder, proclamó la consigna de la “motorización”, que dio además un gran impulso a la industria del automóvil.
Dada la precaria situación de la economía alemana, estos medios, de tan colosales proporciones, para el fomento del trabajo no se podían procurar ni por el camino de los impuestos ni por el de los empréstitos. Los fondos necesarios para estos trabajos se obtuvieron y se obtienen por medio de giros, de manera que el empresario, a quien se le encarga la construcción de una obra pública, gira sobre uno de los institutos de crédito especialmente autorizados por el Reich[1].
El Reichsbank está dispuesto a redescontar estos giros y el Estado se obliga a hacerse cargo del costo derivado de tal operación de crédito y de cancelar paulatinamente los giros de procuración de trabajo.
Este genial mecanismo tenía en cuenta las posibilidades del mercado monetario y de capitales y adoptó la necesaria ampliación de crédito a la capacidad de la economía nacional. Esto ha hecho posible que a pesar del enorme movimiento de dinero producido por el programa de trabajo se haya evitado toda clase de trastornos en la política monetaria y de créditos. En efecto, la circulación monetaria durante la ejecución del programa se elevó sólo 250 millones de marcos, aproximadamente.
El segundo medio para aumentar las posibilidades de trabajo era el indirecto que consistía en fomentar de un modo general la iniciativa privada mediante anticipos para la construcción y renovación de viviendas y en reducir los impuestos sobre las inversiones nuevas de capital.
Todos los créditos, anticipos y reducciones de impuestos, que desde el 30 de Enero de 1933 se han concedido en la nueva Alemania, están dedicados a un fin determinado. Su fin inmediatamente, relacionado con el fomento del trabajo, estimula y apoya la colaboración. Este principio fue proclamado por Adolf Hitler en la fiesta del trabajo nacional del 1 de Mayo de 1933:
Pueblo alemán, créeme que no hay que buscar en las estrellas la solución del problema del trabajo. Tú mismo debes ayudar a resolverlo, con inteligencia y confianza hacer todo lo posible por procurar trabajo. El empresario, el propietario de casas, el hombre de negocios, cada uno de vosotros, según vuestras posibilidades, tiene el deber de ayudar a su consecución, y antes que todo, cada uno tiene el deber de pensar en el trabajo alemán.
Las facilidades sólo entraban en vigor cuando se lograba la colocación de obreros parados.
Para cumplir los fines de este método indirecto de la procuración de trabajo se ha dispuesto también de sumas importantes. El segundo programa Reinhardt, del 21 de Septiembre de 1933, suministró, por sí solo, la cantidad de 500 millones de marcos como anticipos correspondientes al valor de la quinta parte de los gastos de reparación y renovación de edificios destinados a viviendas. Todo el que dividía habitaciones grandes, almacenes o cualquiera otra clase de localidades con el propósito de transformarlas en viviendas pequeñas, percibía por parte del Estado la mitad de los gastos originados. La reducción de impuestos por ampliación de talleres, la adquisición de maquinaria y herramientas, etc., contribuían también a esta obra.
La construcción de automóviles ha experimentado un aumento considerable gracias a la exención de impuestos para el comprador de coches nuevos. Asimismo ha contribuido al aumento del trabajo la reducción de impuestos sobre las ventas en el comercio interior al por mayor, que facilita a la industria el almacenado en mayor escala y una distribución más homogénea de los pedidos. Por último, la excención de impuestos para las casas propias y viviendas baratas de nueva construcción.
Tanto los ferrocarriles como las compañías de navegación fluvial se han declarado estar dispuestas a transportar a precios reducidos el material para los trabajos a emprender.
En algunos círculos se ha censurado al gobierno porque de esta forma se favorezca siempre la especulación privada de los comerciantes e industriales. El Führer, siempre enterado de los efectos de su política, hasta en los más íntimos detalles, tomó posición frente a esta censura: “Estábamos enteramente decididos a no hacer ningún regalo a la economía, sino sólo a emplear todos los medios de que disponíamos para el fomento práctico y positivo del trabajo... La iniciativa que ha tomado el Estado sólo tiene como única finalidad la de estimular el espíritu emprendedor en el orden privado para que la vida económica de la nación vuelva a su estado independiente.”
La ayuda del Estado, en ningún caso, ha sido un regalo para la política de trabajo del nacionalsocialismo. 500 millones de marcos han puesto en movimiento 2.000 millones de inversiones privadas que habrían sido necesarios para realizar esta obra. Cerca de la mitad fue distribuida en forma de jornales a los obreros sin trabajo. El Estado ahorró así 300 millones en el socorro a los parados. Los obreros que volvían a ser colocados pagaban sus impuestos y cuotas sociales por intervención de los patronos que los descontaban directamente de sus jornales. De este modo reingresaron, considerablemente aumentados, los 500 millones que el Estado había desembolsado.
A la nueva Alemania, al país de las máquinas “por excelencia” se le hizo el reproche de “atacar el maquinismo”, porque una ley restringió el empleo de algunas máquinas, pero esto se refería solamente a la industria del tabaco y establecía que las máquinas destinadas al enrollado de cigarrillos y de la hoja exterior del cigarro puro no se construyeran más y que las máquinas paradas ya no se pusieran en servicio. La ley sólo comprendía la producción destinada al mercado interior. El rotulado con las inscripciones que decían “confeccionado a mano” y “la confección a mano da pan al obrero alemán” que podían leer en las cajetillas de cigarrillos, mostraban que de esta manera miles de obreros sin trabajo habían vuelto a encontrar un medio de existencia. Si se reflexiona que un caballo de fuerza corresponde a una energía 4,5 veces mayor que la del hombre, este retorno al pasado era de beneficio para la consecución de trabajo. Otros países han seguido el ejemplo de Alemania; desde hace algún tiempo los economistas ven en la intervención de la máquina una de las causas de la crisis mundial.
En Alemania, desde 1936, en vez de paro forzoso hay carencia de brazos, de tal modo que este principio tuvo que ser relegado y de nuevo las máquinas fueron puestas en servicio, como con toda claridad se deduce del discurso programático de Adolf Hitler pronunciado el 20 de Febrero de 1938. Hablando del futuro programa económico el Führer decía:
El aumento de la natalidad nos obliga ya asegurar por medio de un incremento de nuestra producción los medios de subsistencia de toda la nación. Nos hemos visto obligados en los años 1933/34 a colocar a los obreros alemanes no raras veces en la forma más primitiva de trabajo para proporcionarles por lo menos un modo de ganarse el sustento. Palas y picos fueron en estos años las herramientas de muchos cientos de miles de hombres alemanes. Con el progreso de nuestra vida económica se produjo también una lenta transformación en nuestros métodos de trabajo. Hoy padece Alemania de escasez de obreros especializados. El paro forzoso propiamente dicho ha sido casi completamente eliminado. Entramos en una nueva fase de nuestra producción nacional. Ahora es el momento de reemplazar poco a poco los métodos de trabajo primitivos por otros mejores y sobre todo más perfeccionados técnicamente. Nuestra meta ha de ser apartar cada vez más al obrero alemán de primer orden del trabajo primitivo para llevarlo a una labor de alta calidad. Queremos dejar al cuidado de la máquina, creada por una labor inteligente, la realización del trabajo más primitivo.
Para contribuir a la reducción del número de obreros parados se ha recurrido al servicio llamado ayuda agrícola. Con el auxilio de los anticipos de la Oficina de trabajo y de seguro contra el paro han podido colocarse hasta 160.000 obreros jóvenes procedentes de las ciudades y centros industriales; pronto se familiarizaron con el trabajo del campo; de este modo, a su vez, labradores con propiedades pequeñas y medianas pudieron disponer del personal necesario para sus labores.
Las medidas tomadas por el Estado proporcionaron a las mujeres trabajo doméstico; la colocación de domésticas reduce los impuestos de quien hace uso de sus servicios. Por su parte, las personas del servicio doméstico están exentas del pago de la cuota de seguro contra el paro forzoso. Las cuotas de seguro de invalidez también han experimentado una reducción importante.
Finalmente, en la reducción del paro, gracias a la colocación de la mano de obra fuera de la economía ordinaria, no prevalecieron puntos de vista relativos a la procuración de trabajo sino causas de índole político-nacional, demográfica y educativa, pero si han contribuido considerablemente a vencer el paro.
La primera de estas disposiciones fomenta el matrimonio mediante los préstamos matrimoniales que se conceden si la mujer antes de su enlace trabajaba para ganarse la vida y abandonaba su puesto al casarse. Cientos de miles de mujeres han encontrado de este modo oficio como amas de casa y como madres y han cedido el trabajo que desempeñaban a mujeres u hombres desocupados; la industria del mueble y de los utensilios caseros así como otras similares han experimentado un considerable aumento en su producción.
El servicio militar y el servicio del trabajo obligatorios mantienen alejados por largo tiempo a cientos de miles de jóvenes alemanes de la competencia por el puesto de trabajo.
Incluso el crítico más severo no podrá negar que el gobierno nacionalsocialista ha obtenido una victoria en la lucha contra el paro forzoso. Los números hablan con elocuencia convincente. Frente a los 6.014.000 obreros sin trabajo que el Führer encontró al ser nombrado canciller, actualmente hay 338.000, de los cuales más de la mitad corresponden al cambio normal de altas y bajas, y el resto sólo en parte, o de ningún modo, son aptos para el trabajo. Se puede decir que el paro forzoso ha desaparecido prácticamente en la nueva Alemania.
Es interesante observar que en el tiempo transcurrido desde el 1 de Enero de 1933 hasta el momento presente, la cifra de obreros ocupados ha ascendido de 11,5 millones a 20,4; es decir, que, además de los 5,5 millones de parados, han encontrado trabajo más de 3 millones de nuevos obreros. Además el término medio de horas de trabajo ha subido de 7,26 a 7,86 horas. El volumen de sueldos y jornales ha ascendido de 45.300 millones de marcos en el año 1932, a 68.000 millones en el año de 1937, o sea, un aumento de unos 23.000 millones. Los jornales industriales, que en el año de 1933 importaban 5.900 millones de marcos, pasaron en 1937 de 12.000 millones.
La cifra destinada al socorro contra el paro obrero ha descendido de 3.200 millones, en 1932/33, a unos 308 millones en 1937/38. Los ingresos contributivos en el año económico de 1937/38, a pesar de la reducción de impuestos dentro del plan de procuración de trabajo, ascienden a 13.960 millones de marcos, es decir, con un aumento de unos 7.310 millones sobre los ingresos de 1932/33.
Obreros ocupados y parados en años anteriores (promedio anual)
Año
Ocupados
Parados
1932
12.580.000
5.602.000
1933
13.080.000
4.804.000
1934
15.090.000
2.718.000
1935
15.949.000
2.147.000
1936
17.190.000
1.550.000
1937
18.250.000
875.400
La victoria en la batalla del trabajo en Alemania la han reconocido hasta los más incrédulos economistas del extranjero. Así, por ejemplo, el nuevo plan de procuración de trabajo de los socialistas franceses se apoya taxativamente sobre el modelo alemán y recomienda al gobierno francés su imitación. El director de la Oficina internacional del Trabajo, que en su memoria anual de 1934/35 dudaba de la eficacia de las medidas alemanas, tuvo que confesar en su último informe el resultado favorable de la batalla del trabajo en Alemania.
Esta procuración de trabajo, desde la introducción del servicio del trabajo obligatorio en la primavera de 1935, ha tomado nuevos rumbos. La ejecución del plan de defensa nacional ha favorecido la ocupación obrera en una serie de industrias. El nuevo plan cuadrienal, que Adolf Hitler anunció en el Congreso del Partido en 1936, trata de independizar al Reich del extranjero en la cuestión de las materias primas y abre un enorme campo para trabajos que más tarde, una vez terminado el rearme, pueden dar ocupación a los obreros que hayan quedado libres de sus actividades en las industrias militares.
La cantidad de trabajo en Alemania es actualmente tan grande que en una serie de oficios, sobre todo de la construcción y de la metalurgia, se nota una falta sensible de obreros especializados y se ha hecho incluso necesario fijar los proyectos para obras públicas con arreglo al lugar y al tiempo en que han de realizarse.
Se calcula que en el curso del año actual hará falta más de medio millón de obreros.
Una vez hecha la incorporación de los últimos obreros sin trabajo queda todavía una reserva de obreras. Actualmente, de los 20,4 millones de obreros y empleados con trabajo, 6.380.000 son mujeres. Los esfuerzos se orientan a colocar a las obreras jóvenes en aquellas labores adecuadas para la mujer. Como consecuencia en Febrero de 1938 se publicó una disposición sobre el “servicio intensificado de las obreras en las labores domésticas y agrícolas” en la que se decreta que las mujeres solteras de menos de 25 años no podrán colocarse en lo sucesivo en empleos públicos o privados si antes no han trabajado durante en plazo mínimo de un año en el servicio doméstico o agrícola.
Además, se continúan los esfuerzos que tienden a instruir a los obreros ocupados en industrias estacionadas por las circunstancias para colocarlos en aquellas otras donde existe gran demanda. Otro tanto se puede decir de las personas que ejercen una actividad independiente: comercio ambulante, trabajo casero o la más pequeña industria que económicamente considerados son contraproducentes. De aquí que las licencias para ejercer el comercio y los oficios ambulantes hayan sido controladas y limitadas.
De gran importancia es una nueva “disposición sobre las reservas de obreros con destino a servicios nacionales de carácter especial”, dictada a fines de Junio de 1938. En virtud de esta medida se instituye un Servicio general del Trabajo para todos los alemanes sin distinción de sexo, edad o profesión. Todo alemán apto para el trabajo puede ser obligado provisionalmente a prestar servicio en el puesto a que se le destine o a someterse a una instrucción determinada. Este decreto es válido sólo para aquellos trabajos nacionales cuya especial importancia no admite postergación; el comisario del plan cuadrienal decide en estos asuntos.
La Política de los Salarios
Las cuestiones de la procuración del trabajo y del nivel de salario están íntimamente unidas entre sí.
Ya en el año de 1933 la consigna para esta política era: conservación del nivel del salario. Esto implica la imposibilidad de descenso en los jornales, pero al mismo tiempo imponía a los obreros a sueldo la necesidad de posponer sus deseos de mejora a los grandes proyectos que el nuevo gobierno se había planteado: eliminación del paro forzoso y restauración de la soberanía de la defensa nacional. Incluso hoy mismo, en que ya el primero de estos proyectos está resuelto y el segundo casi ya terminado, el nacionalsocialismo se defiende contra un aumento de los salarios si no se justifica por otro correlativo en la producción.
Hitler se ha expresado varias veces con la mayor claridad sobre este punto. El 1 de Mayo de 1937, ante millares de obreros reunidos en la plaza del Lustgarten de Berlín, manifestó lo siguiente:
Es muy fácil dirigirse hoy a un pueblo y decirle: Vamos a aumentar sueldos, honorarios y salarios... y mañana aumentaremos los precios. Y es muy sencillo decir: Vamos a reducir la jornada de trabajo, esto es, el rendimiento, y, además, vamos a aumentar el jornal. Por el momento esto produciría una impresión de popularidad, pero la quiebra sería inevitable puesto que el individuo no vive de un jornal de papel sino de la suma total de la producción de todos sus conciudadanos. Lo que consumimos son bienes productivos necesarios para nuestra existencia. He aquí el principio fundamental más importante de la política económica nacionalsocialista: los bienes productivos deben ser creados ya que su aumento significa una elevación del nivel de vida, un mejoramiento general.
Esto es duro, bien lo sé, pero yo no puedo hacer nada, ni ninguno de nosotros para modificar lo que la naturaleza ha establecido; un pueblo sólo tiene algo si trabaja, si es activo, si se esfuerza en aumentar su producción para encontrarse entonces en condición de poner la masa de la producción frente al poder adquisitivo. Esto es lo decisivo. Y créanme ustedes: también nosotros podríamos hacer lo mismo que vemos en otros países que siguen el principio inverso: aumento del jornal, a continuación aumento de los precios al doble, al triple, luego doble aumento del jornal y a continuación un nuevo aumento de precios, después desvalorización y a consecuencia de esta un nuevo aumento de jornales, y entonces con fundada razón aumento de precios. Nosotros también podríamos obrar así: la realización de nuestro principio es más difícil pero es más seguro y también más probo.
Esto quiere decir que en la eterna competencia entre el jornal y el precio, Hitler quiere evitar, que la victoria final pertenezca a este último, como ha ocurrido de ordinario. El canciller prefiere mejorar las condiciones de vida del obrero no sólo mediante el fomento del trabajo sino, además, por las reformas implantadas en lo concerniente al permiso y a las vacaciones y sobre todo por la creación del hogar propio para él y para su familia, quiere, además, que se fomenten los servicios de asistencia complementaria al personal obrero, por ejemplo; alivio en caso de necesidad especial, sobre todo, por defunción; socorro de enfermedad; suplementos en metálico a los enfermos; socorro a las parturientas, subvención matrimonial; donativos jubilares, donativos de patatas y de carbón; gratificaciones de fin de año; participaciones en las ganancias (también en la forma de aguinaldo); compensación del tiempo de trabajo perdido, indemnización extraordinaria del salario en los días festivos en casos no comprendidos entre los ya determinados actualmente por la ley; subsidios o abono de jornales durante los ejercicios militares; subsidio o indemnización con motivo de asistencia a cursos, y demás actos del Partido y de sus asociaciones afiliadas; fomento de los viajes y reuniones de la organización “Fuerza por la alegría”; subsidio de vacaciones; paga familiar complementaria al salario; paga complementaria infantil; fomento de la instrucción, especialmente para hijos de obreros, etc.
El mantenimiento del nivel del salario se ha reservado estrictamente en cuanto se refiere a los establecidos por tarifa. El aumento de este nivel sólo tuvo lugar al principio, sobre todo como consecuencia del incremento del trabajo, del aumento en la duración de éste y de una elevación de las pagas por trabajos a destajo. En este sentido también influye de un modo inevitable la falta de obreros especializados y el aumento de trabajo que por cierto tiempo ha resultado del plan cuadrienal. A la vez ha habido una acomodación de los salarios en ciertos ramos de la industria que hasta entonces habían permanecido desiguales.
A las tareas del plan cuadrienal en realidad pertenece también la eliminación de ciertas tensiones sociales que pudieron haber surgido de una coyuntura particularmente favorable para algunas ramas de la industria, dando origen con facilidad a un pago de jornales que implique preferencia. En los ramos de la construcción y de la industria metalúrgica, especialmente favorecidos, hubo que transigir necesariamente con algunas limitaciones pasajeras en la libertad de cambiar el puesto de trabajo. Para completar esta disposición, en Junio de 1938, fueron concedidos plenos poderes a los agentes fiduciarios nacionales del trabajo para impedir, también en casos aislados, el desarrollo exagerado e indeseable de estos traslados. Las tensiones sociales debidas a las diferencias de jornal pueden ser contrarrestadas con mayor eficacia por la implantación general del principio del salario según el rendimiento; esta es la finalidad que se persigue.
El Frente Alemán del Trabajo
Además del problema de la procuración de trabajo, el gobierno nacionalsocialista tuvo que cuidar de la organización de los obreros.
De la misma manera que el pueblo alemán estaba dividido políticamente en innumerables partidos y grupos, así también, el 30 de Enero de 1933, dominaba en la clase obrera un caos de asociaciones profesionales y económicas de toda clase, forma legal y proporciones. La situación era precisamente opuesta a la idea nacionalsocialista de unidad y comunidad del pueblo. Se logró la unificación, y gracias a ella la mejor organización de los obreros que se imponía por razones de poder político, ya que todavía al cabo de tres meses de gobierno nacionalsocialista las asociaciones obreras como único instrumento se encontraban en manos del enemigo.
A mediados de Abril de 1933, el Dr. Robert Ley, jefe de la organización obrera del Partido, recibió el encargo del Führer de preparar todo lo necesario para hacerse cargo de las asociaciones obreras. Hitler quiso fijar la fecha definitiva de la entrega con muy poca anticipación antes de que se efectuara. El Dr. Ley tomó sus medidas con toda discreción; el 30 de Abril el Führer comunicó que la entrega de las asociaciones obreras debía tener lugar el 2 de Mayo, al día siguiente de la fiesta nacional del Trabajo. Fueron enviados emisarios que comunicaron esta fecha a las oficinas del Partido. El 1 de Mayo tuvo lugar en Berlín una de las mayores y más trascendentales manifestaciones populares de todos los tiempos. A las 9 de la mañana se reunieron en el Lustgarten, ante el palacio imperial, 120.000 jóvenes vestidos con los diferentes uniformes y portando sus banderas con la cruz gamada para oír el discurso del ministro de Propaganda, Dr. Goebbels. Con voz potente el ministro proclamó que el pueblo alemán, por primera vez honraba en ese día el trabajo de todas las clases y profesiones; en tiempos anteriores han explotado bombas y se han oído en las calles los cánticos de odio y de la lucha de clases. Por el contrario, el 1 de Mayo del primer año de gobierno de Hitler, el pueblo entero se agrupa en un acto de fe hacia el Estado, el pueblo y la nación alemana. La lucha de clases ha dejado de existir y de las ruinas del Estado liberal capitalista, que se ha desmoronado, se levanta la idea de una verdadera comunidad del pueblo.
Por la tarde las masas de obreros, procedentes de todos los barrios de Berlín, en diez columnas de 100.000 hombres, cada una, marcharon hacia el aeródromo de Tempelhof, en el cual se habían alzado tres enormes tribunas con seis series de altavoces y más de 100 aparatos (Fig. 107).
Las diez columnas, formando una estrella, escucharon el discurso de Adolf Hitler que duró una hora, despertando el entusiasmo de más de millón y medio de personas que acudieron al aeródromo para verle y escucharle.
Hitler proclamó como primer deber para el restablecimiento de la salud nacional que aprendieran a entenderse de nuevo y encontrarse mutuamente los millones de alemanes separados unos de otros por clases, artificialmente creadas, y obstinados por el prejuicio de castas y por la psicosis de sus diferencias. La consigna del día debe ser: “Honrad el trabajo y respetad al trabajador”. El respeto no depende de la naturaleza del trabajo sino de la manera de ejecutarlo. Obreros, campesinos y burgueses deben formar una sola comunidad. Del día más hermoso de la primavera no se puede hacer un símbolo de lucha y de descomposición y con ello de la ruina de un pueblo, sino un símbolo del trabajo creador, de la confraternidad y con esto del resurgimiento del pueblo.
Como fines inmediatos del gobierno el canciller señaló:
1º La lucha para que la nueva ideología y la nueva fe política se incorporen al espíritu del pueblo alemán entero.
2º Despertar de nuevo en el pueblo el sentimiento del deber y de la propia conciencia y aumentarlo constantemente. En el pasado se han cultivado artificialmente los complejos de inferioridad. Actualmente, quizá, se podrá oprimir a la nación pero no humillarla. Alemania y los alemanes no deben ser considerados como de segunda clase.
3º El Servicio del Trabajo obligatorio impondrá a todos el trabajo manual, siquiera una vez, para que así tengan ocasión de conocerlo y se acostumbren a la obediencia. El Servicio del trabajo obligatorio no es ningún ataque contra el trabajo, sino contra el prejuicio de que el trabajo manual sea una afrenta. El marxismo será eliminado no sólo exteriormente, sino que, además, habrá que privarle de sus bases a los cuales pertenece la presunción. La idea ya se realizará este año, y al cabo de cuarenta años más las palabras trabajo y trabajo manual habrán cambiado de sentido elevándose su estimación de la misma manera que la palabra “mercenario” se ha convertido en la del soldado.
4º Otra de las grandes tareas es liberar la iniciativa creadora de los efectos fatales, causados por las decisiones mayoritarias, no sólo en el Parlamento sino también en la economía. Esta no puede prosperar sin la síntesis del espíritu creador y de las obligaciones frente al pueblo entero. Por tanto a los contratos se les dará el sentido que les corresponde. El hombre no vive para los contratos sino que éstos deben facilitar la vida del hombre.
5º En este año el gobierno dedicará todos sus esfuerzos a cubrir la primera etapa en el camino de un sistema económico orgánicamente dirigido. Es un axioma fundamental el de que no puede haber ningún progreso sin que comience en el campesino que es la raíz de la vida económica, racial y nacional. De aquí parte el camino hacia el obrero y luego hacia la vida intelectual. Durante 14 años se ha hecho todo lo contrario y en consecuencia no se ayudó a ciudades, obreros y clase media. Todos, no conocieron más que la ruina y la miseria.
6º La eliminación del paro forzoso mediante la procuración de trabajo se divide en dos grupos: el trabajo privado por medio de la renovación y reparación de las casas y, sobre todo, por un llamamiento al pueblo alemán entero. El problema de la procuración de trabajo no caerá resuelto del cielo sino que cada uno debe colaborar con inteligencia y confianza según el radio de su acción. Todo el mundo tiene el deber no de titubear y esperar sino de hacer lo que esté en sus manos. Por parte del poder público la procuración de trabajo se realizará en primer lugar por medio del gigantesco programa de las nuevas construcciones de carreteras. Se comenzará en grande, suprimiendo los obstáculos que se encuentran en el camino y por medio de una serie de trabajos públicos se contribuirá a disminuir el número de obreros parados.
7º Contra el insostenible estado actual del régimen de intereses se tomarán las medidas necesarias.
8º Se realizará una política comercial que asegure la continuidad de la producción sin que ponga en peligro la agricultura alemana.
El canciller terminó aludiendo a las dificultades que ofrecen los problemas expuestos y haciendo notar que nada se consigue si no se aplica el esfuerzo necesario. Tan difícil como hasta aquí ha sido el camino en los 14 años transcurridos, lo será también en el porvenir. Si el mundo es hostil a Alemania tanto más obligará esto a la constitución de una unidad nacional. La demanda de igualdad de derechos jamás podrá ser abandonada por el pueblo. El discurso del Führer terminó invocando la bendición de Dios.
Con grandiosos fuegos artificiales se acabó el programa del día. En toda Alemania se celebraron manifestaciones y fiestas en honor del día nacional del trabajo.
Así estaba preparado psicológicamente el terreno para hacerse cargo de las asociaciones obreras; con la velocidad del rayo, el 2 de Mayo a las 10 de la mañana, fueron ocupados por las secciones SA los locales de los sindicatos obreros en toda Alemania y las federaciones libres pasaron a poder de un “comité ejecutivo para la procuración del trabajo alemán”, organizado por el Partido obrero alemán nacionalsocialista. A las 11 se había terminado la acción sin el menor incidente. “Se diría —así contaba el Dr. Ley— que los jefes marxistas de las federaciones libres hubiesen respirado al ver por fin el Partido obrero alemán nacionalsocialista les aliviaría de una pesada carga tomando en lo sucesivo la responsabilidad de la dirección de los obreros”.
El mismo día las corporaciones cristianas de obreros se pusieron a la disposición espontáneamente. Al día siguiente fueron incorporadas las restantes asociaciones obreras de modo tal que ya el 4 de Mayo el Dr. Ley pudo anunciar al Führer que todas las asociaciones obreras y de empleados, que ascendían a 169, habían pasado a engrosar las filas del Partido.
El estado de las federaciones obreras, descrito por testigos oculares, era desconsolador. Los asociados habían perdido ya toda su confianza en ellos; de unos 15 millones de trabajadores apenas había 5 organizados en sindicatos. El ingreso de las cuotas era deplorable; el aparato administrativo no correspondía a este estado de cosas sino que era tan extenso y excesivo como si estuviera en los mejores tiempos de las asociaciones, hacia el año de 1920, de donde resultaba un enorme déficit financiero. Sólo la unión de servicios públicos, una de las mejores y más grandes asociaciones obreras, tenía 3 millones de deudas bancarias con un interés de 10% anual. En consecuencia, las asociaciones no podían cumplir sus compromisos. La corrupción reinaba también aquí; si se hubieran llevado a los tribunales todos los casos que entraban en la esfera de la justicia, los tribunales hubieran tenido labor para años. A pesar de la dificultad de una comprobación exacta de los libros se pudo demostrar malversación de fondos por valor de unos 600.000 marcos durante los últimos meses.
Bancarrota financiera, ruina espiritual, desesperación y mala conciencia eran los signos característicos de las organizaciones obreras de Alemania, ¡en otro tiempo tan orgullosas..!
El 10 de Mayo de 1933, en el Consejo de Estado prusiano, tuvo lugar el primer Congreso de trabajadores alemanes. A continuación se verificó la solemne fundación del Frente alemán del Trabajo (DAF), haciéndose cargo el Dr. Ley de la dirección de la nueva organización. De la multitud de las antiguas asociaciones profesionales surgieron la Unión general de trabajadores alemanes y la Unión general de empleados. La clase patronal, por su parte, se adhirió más tarde a esta organización y así pudo, por último, decirse con toda justicia que el DAF es la “agrupación de todos los alemanes trabajadores sin distinción de su posición social o económica”.
Esta grandiosa agrupación se agregó en 1935 al Partido obrero alemán nacionalsocialista en calidad de miembro asociado. Como mientras tanto, una “organización de la economía industrial” se ocupaba ya en los asuntos de política económica de las distintas empresas industriales, para evitar de antemano las contradicciones que pudieran surgir como consecuencia de su actuación, el ministro del Trabajo Seldte, el ministro de Economía Dr. Schacht y el Dr. Ley se reunieron en Leipzig acordando la incorporación de la “Organización de la Economía industrial” al Frente Alemán del Trabajo, sin que por ello perdiera su autonomía. Como órgano consultivo fue designado el Consejo del Trabajo y de la Economía, con consejos en los distintos distritos del Reich, alrededor de 3.000 comisiones locales de Trabajo, como órganos inferiores de la colaboración común.
En el decreto del 24 de Octubre de 1934, el Führer señaló la importancia y los fines del Frente alemán del Trabajo. “El Frente alemán del Trabajo —así dice el decreto— es la organización de los alemanes trabajadores manuales e intelectuales. En él están agrupados sobre todo los afiliados a las antiguas asociaciones obreras y de empleados así como los de las asociaciones patronales, en calidad de miembros con igualdad de derechos...” La misión del DAF es la formación de una verdadera comunidad nacional y de trabajo de todos los alemanes, tiene que cuidar por que cada uno ocupe su puesto en la vida económica de la nación, en el estado intelectual y físico que le capacita para dar su mayor rendimiento y así garantizar el mayor provecho para la comunidad del pueblo... El DAF tiene que asegurar la paz del trabajo de modo tal que en los patronos se encuentre la necesaria comprensión para atender las demandas justificadas de sus obreros y en estos, a su vez, la necesaria comprensión para darse cuenta de la situación y de las posibilidades de la empresa en que trabaja... El DAF tiene por misión encontrar el necesario equilibrio entre los intereses justos de todos los participantes, que corresponda a los principios fundamentales del nacionalsocialismo y limite los casos que según la ley del 20 de Enero de 1934 “sobre la reglamentación del trabajo nacional” hayan de ser sometidos a la decisión de los órganos competentes del Estado... El DAF es el exponente de la comunidad nacionalsocialista “Fuerza por la alegría” y tiene que cuidar de la instrucción profesional...
Gracias a la institución de la autoayuda del Frente alemán del Trabajo, cada uno de sus miembros tiene garantizada su existencia en caso de necesidad, igualmente debe servir para facilitar a los compatriotas capacitados su ascenso social o para apoyarles en la creación de una vida independiente, a ser posible en el suelo de su propiedad.”
La misión conferida por el Führer al Frente alemán del Trabajo, como se ve, es de carácter social, pedagógico y político. El DAF debe educar a todos los alemanes en la ideología nacionalsocialista, proteger los derechos sociales de sus asociados y garantizar la paz económica. Además, debe crear instituciones auxiliares para sus miembros, fomentar su enseñanza profesional y vigilar los servicios destinados a organizar el descanso durante el tiempo libre y las vacaciones de los obreros.
Para un observador extranjero es sorprendente cómo este organismo pudo fusionar a tipos tan distintos de alemanes en un espíritu único de camaradería y de comunidad de pueblo. En él los trabajadores dan forma a sus demandas sociales y organizan su posición social. Más sorprendente es todavía que bajo la misma bandera —en el sentido real y figurado de la palabra— marchen juntos los trabajadores manuales e intelectuales, los patronos y los obreros. La lucha de clases, que antes era la base de la doctrina que entonces dominaba en Alemania y que todavía hoy es soberana en muchos países, fue eliminado de un golpe. Los campesinos y los funcionarios poseen sus propias organizaciones.
Hablando una vez con el Dr. Ley, el enérgico y genial jefe del Frente alemán de Trabajo, le pregunté cómo había sido posible este éxito tan rápido. Impulsivo, me respondió sonriente: “Quiere Ud. conocer la receta? Es muy sencilla— hela aquí: ¡Adolf Hitler!...”
El Frente alemán del Trabajo se divide según puntos de vista de orden regional y profesional. A los de orden regional corresponde la organización del NSDAP en departamentos con un inspector departamental, en distritos bajo la dirección de un jefe de distrito, y en localidades con un inspector local. Los principales auxiliares de estos jefes e inspectores son los jefes de fábrica y los representantes del Partido y del Frente alemán del Trabajo en las empresas respectivas. Finalmente los jefes de célula y de manzanas de casas son las bases del enorme edificio.
En la división por profesiones, la administración central representa la autoridad superior. A ella están subordinados todos los negociados del DAF, por ejemplo, las oficinas de derecho, personal, organización, prensa, instrucción, asuntos sociales, propaganda, higiene, educación profesional y técnica, asesoramiento jurídico, juventud, mujeres, hogares familiares, economía, subsidios y tecnología. Junto a estos negociados nacionales se hallan 18 oficinas profesionales o gremiales en estrecha colaboración con el negociado de Organización; estas llevan las siguientes denominaciones; 1º Productos alimenticios, 2º Textil, 3º Confección, 4º Construcción, 5º Madera, 6º Hierros y metales, 7º Química, 8º Imprenta, 9º Papel, 10º Comunicaciones y Servicios públicos, 11º Minas, 12º Banca y Seguros, 13º Profesiones liberales, 14º Agricultura, 15º Cueros, 16º Canteras, 17º Comercio, 18º El artesanado alemán. Ellas a su vez se subdividen en departamentos gremiales.
Una descripción más detallada del Frente alemán del Trabajo rebasaría los límites de este libro; lo que acabamos de citar bastará para dar al lector una idea de esta organización que, por la multiplicidad de sus funciones y lo enorme de su campo de acción, no tiene igual en el mundo.
Para terminar, algunas cifras y datos:
A pesar de que las cuotas mensuales, recaudadas por las antiguas obreras marxistas han sido reducidas de 3,60 a 1,52 marcos por término medio, el DAF, con más de 20 millones de miembros (incluyendo los corporativos) tiene un ingreso total de cuotas de 384 millones de marcos al año, en lugar de los 120 millones de la antigua Unión general de sindicatos alemanes. Las obligaciones de los sindicatos con respecto a sus antiguos miembros las ha tomado en toda su extensión el Frente alemán del Trabajo. Continúa pagando no sólo las rentas de invalidez, vejez, paro forzoso y los gastos de defunción, sino que además ha abonado todas las pagas que los sindicatos habían retenido en sus últimos años. Los subsidios concedidos por el Frente alemán del Trabajo desde la toma del poder importan 328 millones de marcos.
La Unión general de sindicatos alemanes comprendía bajo el concepto de “subsidios” no sólo los pagos en metálico a los miembros, sino también todos sus desembolsos e incluso los gastos de administración relativos a dichos subsidios y demás servicios. Así resulta que la Unión pagó en el año de 1930: 123,5 millones de marcos, mientras que el DAF, sólo por subsidios desembolsó en metálico la suma arriba mencionada.
Además de esto, el DAF contribuyó con 5,5 millones de marcos a la Obra de Auxilio de invierno y sus empleados con más de 850.000 marcos. En los años 1936 y 1937 respectivamente, las colectas callejeras con la ayuda de 2 millones de colaboradores y mediante la venta de unos 70 millones de insignias, produjeron una suma total de 22 millones de marcos. Los gastos del DAF en los consultorios jurídicos alcanzaron hasta ahora alrededor de 43,5 millones de marcos. El número de consultorios jurídicos es actualmente de 371; el de asesores jurídicos es de 1.300 y el de consultantes en los últimos tres años 10 millones. Los gastos generales de higiene social ascendieron a unos 13 millones de marcos. Estas cifras corresponden al bienio 1935/37.
En las competencias entre las empresas alemanas, en lo que concierne al rendimiento, han sido concedidas hasta ahora 221 distintivos de capacidad profesional y 103 empresas fueron declaradas como modelo nacionalsocialistas. En la competencia del año de 1937/38 participaron 84.000 fábricas. Los distintivos de capacidad se conceden para premiar la diligencia ejemplar en la educación profesional, en la higiene social, en los hogares y viviendas y en el fomento de la organización “Fuerza por la Alegría”. En el servicio dedicado al cuidado de la juventud en las fábricas cooperan 35.000 jefes de la juventud y personal auxiliar femenino. Los permisos de vacaciones eran hasta ahora de 4 a 5 días y un 45% de la juventud no gozaba de vacaciones; actualmente, casi todos los reglamentos tarifarios establecen de 10 a 15 días de vacaciones y los reglamentos de fábricas de 12 a 18 días.
En los años de 1934/37 tomaron parte en los certámenes profesionales 2,8 millones de muchachos y 1,3 millones de muchachas, es decir, en total 4,1 millones de jóvenes. De estos, 550 salieron vencedores nacionales y recibieron del DAF un estipendio por valor de 1.000 marcos cada uno, destinado a su instrucción ulterior. La industria alemana de enseñanza práctica (como medio de educación profesional complementaria) posee 2.100 empresas con este fin. En ellas han recibido instrucción 110.000 participantes. También en la educación general profesional fueron obtenidos desde 1933 buenos resultados: más de 6 millones de jóvenes recibieron educación complementaria en 225 escuelas de trabajo y establecimientos de enseñanza profesional. Los gastos de educación profesional importan desde 1933 más de 30 millones de marcos.
El servicio al cuidado de la mujer en las fábricas comprende unos 4.000 consultorios femeninos, que anualmente atienden a cerca de 300.000 consultantes. Existen más de 600 grupos de obreras industriales, en colaboración con 200 de servicios sociales y más de 250 de enfermeras al cuidado de las mujeres en las fábricas.
En colaboración con las oficinas de hogares familiares se han organizado más de 600.000 de éstos. El DAF ha destinado alrededor de 15 millones de marcos para la colonización de 3.000 lotes de terreno. Las compañías de construcción del DAF han edificado en terreno propio 20.000 viviendas por un valor total de 182 millones de marcos.
A pesar de los gastos elevados del DAF y de su amplio campo de acción los gastos de administración son mínimos, ya que estos importan en el último año escasamente un 20% de las cuotas. En el año de 1934 los gastos de administración importaron un 36% y en el año de 1935 sólo un 23,7%; muestran, como se ve, una notable tendencia degresiva. Si se tiene en cuenta que los gastos de administración de los sindicatos se elevaban aproximadamente a un 50% de sus ingresos por el concepto de cuotas, se puede comprender y juzgar con qué irresponsabilidad actuaron los antiguos jefes obreros.
La reducción de los gastos de administración y demás medidas de economía del DAF han hecho posible que, a pesar de un aumento considerable de las funciones sociales, los superávit mensuales aumentaran de 2 millones en el año 1935 a 7,5 millones en Septiembre de 1936. El capital total del DAF se ha elevado por este medio extraordinariamente; gracias a tan intenso desarrollo económico pudieron ser puestas a disposición del DAF sumas considerables para gastos fuera del presupuesto, como, por ejemplo, para baños de mar, hogares de reposo, hogares de marinos, dos grandes buques, escuelas políticas, etc.
La Comunidad Nacionalsocialista “Fuerza por la Alegría”
La idea de proporcionar al obrero descanso físico e intelectual durante su tiempo libre no es nueva; apareció ya en tiempos pasados en otros países pero hasta los actuales no pudo —exceptuando a Italia con su Dopolavoro— encontrar su realización definitiva. Aún en la misma Italia esta idea no se ha desarrollado con un impulso tan grandioso como en la nueva Alemania.
“El trabajo consume energías físicas y nervios. Una sensación de frío y de vacío se produce sin que sea posible conjurarla simplemente con echar a las personas sobre lechos de reposo la mirada clavada al techo; espíritu y cuerpo necesitan nuevos alimentos. Ya que el tiempo de trabajo exige de los trabajadores el máximo esfuerzo, hay que ofrecer al obrero durante el tiempo libre lo mejor de lo mejor como alimento del alma, del cuerpo y del espíritu, con objeto de proporcionarle un descanso absoluto y devolverle el gusto por la vida y el trabajo.” Esta persuasión impulsó al Dr. Ley a crear la comunidad nacionalsocialista “Fuerza por la Alegría” (KdF).
El secreto del éxito, innegable y único en el mundo, está en que su dirección hace participar a la masa entera en su organización, es decir, despierta y estimula las fuerzas creadoras del pueblo y pone a contribución todos los medios con que cuenta Alemania en la esfera cultural, de las comunicaciones y de la economía, para dirigirlos hacia un fin único. Con el fin de disfrutar de las bellezas naturales, de los tesoros culturales alemanes y de los ejercicios deportivos se agrupan todos los oficios y profesiones en una comunidad nacional de 20 millones de trabajadores.
La organización “Fuerza por la Alegría”, a la que pertenecen todos los miembros del DAF, es análoga a la del Frente alemán del Trabajo y a la del Partido. A la cabeza está el jefe (Dr. Ley) al cual están subordinados 32 inspectores de distrito, 800 inspectores departamentales, 17.300 inspectores locales y 78.097 inspectores de fábrica. Casi todos estos colaboradores ponen gratuitamente sus actividades al servicio de la organización. La oficina central comprende los servicios siguientes:
1º Oficina para la organización de las horas libres postrabajo.
Antes de la toma del poder del nacionalsocialismo, millones de hombres y mujeres en Alemania jamás tuvieron ocasión de ver un teatro por dentro. De una encuesta llevada a cabo en una de las fábricas Siemens, de Berlín, resultó que 87,6% de los hombres y 81,3% de las mujeres nunca habían asistido a una representación de ópera y 63,8% de los hombres y 72,2% de las mujeres nunca a una función teatral. A 22 millones se eleva en total el número de personas que hasta ahora ha acudido a los teatros alemanes por mediación de la KdF. Además de esto, 18 millones han asistido a representaciones cinematográficas, 5 millones a conciertos musicales, 3 millones han visitado exposiciones en las fábricas. Los artistas alemanes más famosos, cantantes y músicos, artistas de teatro y bailarines se ponen a la disposición para colaborar en los actos culturales, organizados por la KdF. La orquesta sinfónica nacionalsocialista, compuesta de 90 ejecutantes, en una gira por toda Alemania dio cientos de conciertos. Finalmente, mediante bibliotecas, teatros ambulantes y exhibiciones cinematográficas se organizan convenientemente las horas postrabajo de más de 100.000 obreros que trabajan en las autopistas del Reich (Figs. 110 y 117).
2º Servicio de “Educación popular”.
Su finalidad es la de cooperar en los trabajos de educar a la nación conforme a la ideología nacionalsocialista. Este servicio utiliza con tal objeto 230 centros de instrucción popular, junto a cursos y conferencias sobre los temas culturales más variados, hay cursos de idiomas, taquigrafía, matemáticas, etc. Asociaciones de trabajo especiales se ocupan de la enseñanza de la música, del juego de ajedrez, de la pintura, de la fotografía, etc. Mediante la visita de músicos y durante las excursiones instructivas los trabajadores tienen ocasión de conocer los tesoros culturales de la nación. Una extensa organización de bibliotecas lleva el libro hasta los rincones más apartados de las fábricas. Hasta el momento actual se han realizado 62.000 veladas culturales en las cuales han tomado parte 10 millones de personas. A su disposición de hallan: 2 trenes teatros, 2 teatros para los soldados, 1 teatro para las autopistas y 15 coches de cine sonoro.
3º Servicio de viajes, excursiones y vacaciones.
El trabajador alemán debe viajar durante sus vacaciones, pues no existen vacaciones propiamente dichas sin un cambio de ambiente. Desde 1934 se han efectuado en total 384 viajes por mar con 490.000 turistas, más de 60.000 viajes por tierra con más de 19 millones de personas y 113.000 excursiones con unos 3 millones de excursionistas. El 1º de Mayo de 1936 fueron puestas en Hamburgo las quillas de los dos primeros transatlánticos de 25.000 t. cada uno, de la flota de la KdF, construidos para su servicio. El primero, “Wilhelm Gustloff” se encuentra ya desde hace algunos meses en servicio, mientras que el segundo, “Dr. Robert Ley”, ha sido botado recientemente. Un balneario de enormes proporciones, con cabida para 20.000 personas, se encuentra ya en construcción. El KdF con sus trenes especiales da ocasión a sus miembros a presenciar todos los grandes acontecimientos (Figs. 111-116). De los millones de viajeros de la KdF en el año de 1937, unos 2 millones participaron en las excursiones, organizadas por KdF, en tanto que unos 18.000 han viajado en los vapores de a flota KdF a Noruega, Madeira e Italia.
La cantidad de viajeros de la KdF durante los últimos tres años sobrepasa la cifra de población de los países escandinavos. Los trenes de la KdF han recorrido 2.160.000 Km, un trayecto 54 veces mayor que la circunferencia de la tierra.
4º El servicio de deportes.
La sección deportiva de la KdF ha popularizado los ejercicios físicos de modo muy especial. Desde 1934 han tomado parte unos 21 millones de personas en los diversos cursos de la KdF. Todos los grandes establecimientos industriales deben tener en el futuro sus campos propios de juego y prácticas deportivas, su piscina y campo de recreo. Para las regatas de veleros, que se practican en el mar con gran entusiasmo, se dispone de una flota de yates. El deporte de invierno se ha facilitado mucho gracias al equipo barato de esquí de la KdF; en breve seguirá la raqueta de tenis KdF (Figs. 118-120 y 122).
5º El Servicio de la “Estética en el Trabajo”.
Este servicio cuida en primer lugar de que las fábricas y talleres se ajusten a los requisitos de la higiene y de la limpieza, en segundo lugar de que aquellos se construyan de acuerdo con los principios de la estética y de modo tal que estimulen en lo posible el amor al trabajo. Las reformas y mejoras llevadas a cabo en las fábricas han sobrepasado la suma de 600 millones de marcos. He aquí el detalle de las obras de reformas: 23.000 locales de trabajo, 6.000 patios en los talleres, 17.000 comedores y salas de estar, 13.000 cuartos de aseo y de vestir, 800 casas para reuniones y 1.200 campos de deporte. Además hay que contar reformas en 3.600 buques. En la campaña de embellecimiento de las aldeas participan más de 5.000 de éstas. Por medio de la publicación de una revista ilustrada, de proyecciones cinematográficas y de exposiciones, este servicio ofrece al patrono valiosos datos sobre las posibilidades de embellecimiento de sus fábricas y talleres. Como resultado de las visitas de este servicio la procuración de trabajo alcanzó un aumento notable. La suma que se ha invertido hasta la actualidad para reformas pasa de medio millón de millones (Fig. 121).
6º Servicio de “Cuadrillas de empresa” (Werkschar).
Bajo la denominación de “Cuadrillas de empresa” se comprenden grupos especialmente educados en la ideología nacionalsocialista, dentro de las empresas. Se comprenden de miembros del Partido obrero alemán nacionalsocialista y de sus asociaciones afiliadas, así como de los mejores obreros cuya edad esté comprendida entre 18 y 25 años. Toda empresa tiene su cuadrilla propia: el número de elementos que las integran se calcula en total en unos 300.000. En representación de la clase trabajadora toman parte en las manifestaciones nacionales, protegen los usos tradicionales de la vida en las fábricas y talleres, asisten a las reuniones de fábrica y cuidan del buen éxito de las fiestas. El día 1 de Abril de 1938 les fueron encomendados todos los servicios de instrucción del Frente alemán del Trabajo. El servicio de cuadrillas de empresa en la oficina central del DAF se incorpora en lo sucesivo al servicio de instrucción y recibe sus normas directamente del Partido. La cuadrilla de empresa debe garantizar la ideología nacionalsocialista dentro de la comunidad de la empresa (Figs. 108-109).
7º “Hogares del Ejército”.
Como resultado de un convenio entre el Dr. Ley y el ministro de la Guerra, los miembros de las fuerzas armadas gozan durante su tiempo libre de las ventajas del KdF. Este servicio tiene a su cuidado los hogares del Ejército, procura dar el recreo necesario a los soldados y establece las mejores relaciones entre el Ejército y el pueblo.
El Congreso mundial de las horas libres y del recreo, celebrado en Hamburgo en Julio de 1936 con participación de 50 naciones, decretó la fundación de una “Oficina Central Internacional Alegría y Trabajo”, bajo la dirección del Dr. Ley, de acuerdo con el lema pronunciado por éste ante los congresistas: “La alegría es el mejor camino hacia una inteligencia internacional”.
Este reconocimiento del extranjero fue motivo de gran satisfacción para la organización KdF. En Hamburgo se dijo que éste era el modelo más justo del “socialismo de acción”. Además, constituye un desquite personal del Dr. Ley contra las imputaciones que se le hicieron en el año 1933 en Ginebra con motivo de la Conferencia Internacional del Trabajo, en donde se le acusaba de haber esclavizado al obrero alemán por la toma de posesión de los sindicatos obreros y por la creación del Frente alemán del Trabajo.
Nuevo Derecho Alemán del Trabajo
Hasta la toma de posesión de los sindicatos por el gobierno nacionalsocialista el derecho del trabajo se fundaba en el contrato por tarifa, es decir, en el sistema colectivo creado después de la guerra y llevaba el sello característico de aquella época de lucha de clases, de antagonismo entre patrono y obrero. Este pudo ser atenuado en virtud de los convenios directos pero continuó siendo siempre la base de los entendimientos entre los dos grandes grupos. Así como con la creación del Frente alemán del Trabajo surgieron nuevas ideas sobre la organización sindical del obrero, así se realizó también una transformación fundamental en el campo del derecho del trabajo.
Mientras se esperaba la elaboración de una “Carta Magna” de la nueva ordenación social alemana, por la ley de los Inspectores del Trabajo, de Mayo de 1933, se crearon 14 oficinas del Estado en los grandes centros industriales, a los cuales incumbía la función de mantener la paz del trabajo y la preparación del terreno para la constitución social alemana. Pasados 9 meses este proceso de reorganización se dio por concluido mediante la ley fundamental “sobre la ordenación del trabajo nacional” (AOG) del 20 de Enero de 1934, con ley complementaria sobre la ordenación del trabajo en los llamados servicios públicos, de fecha 23 de Marzo de 1934 y, por último, con la ley del mismo día sobre la industria casera.
Estas leyes, sobre todo la relativa a la ordenación del trabajo nacional pueden ser calificadas con justicia como la nueva constitución del trabajo. Suprimen por completo todas las formas de la lucha de clases y crean una clara situación por medio del reconocimiento del principio autoritario nacionalsocialista así como por la implantación de los principios de honor y fidelidad.
Según esta constitución del trabajo, el centro de gravedad reside de nuevo en la empresa, en la cual “el patrono como jefe superior y los empleados y obreros como personal, trabajan en comunidad para cumplir con los fines de la empresa y en provecho común del pueblo y del Estado”. Este §1 de la AOG es uno de los sostenes fundamentales del nuevo derecho alemán del trabajo. En él se refleja una la grandiosa transformación que ha experimentado el sistema social alemán: en la empresa no reinan ya más las discrepancias entre patronos y obreros, sino una colaboración por el bienestar del pueblo y de la patria. Los jefes de empresa y los miembros del personal son, de acuerdo con la definición de Hitler, los encargados del trabajo de la nación, la empresa constituye un miembro de la gran comunidad del pueblo alemán.
En la empresa decide sólo uno: el jefe de empresa, que, por lo general, es al mismo tiempo el propietario de la misma. Él es quien tiene que decidir en la reglamentación de las condiciones de trabajo. Esto no significa el retorno a una arbitrariedad del empresario, ni de ningún modo la imposición del antiguo punto de vista “de ser el amo en casa”; por el contrario, la ley sobre la ordenación del trabajo nacional exige de él que sólo después de un contacto de mutua confianza con sus trabajadores tome decisión sobre las cuestiones referentes a aquellos que han puesto su confianza en él. Para tales debates o intercambio de opiniones está a su disposición en los grandes establecimientos industriales un órgano especial: el consejo de confianza. Entiéndase bien: un consejo de confianza y ¡no un consejo de empresa! El primero se distingue fácilmente de los antiguos consejos de empresa, porque no sólo toman parte en él los representantes del personal sino también el jefe de empresa, el empresario mismo. El consejo es por tanto el órgano en el que están reunidos el jefe de empresa y los hombres de confianza en un trabajo de colaboración, consultándose entre sí sobre los fines que persigue la empresa y sobre el carácter de las medidas sociales. De esta forma la representación obrera y patronal dentro de la empresa se ha convertido de un órgano de la lucha de clases en un órgano de solidaridad social.
Los hombres de confianza son nombrados por el jefe de empresa. Sin embargo el personal tiene la posibilidad de intervenir por medio de escrutinio secreto en la confección de la lista de aquellos que deben formar parte del consejo. En todas las empresas con un personal de 20 obreros por lo menos, el jefe deberá establecer un reglamento conteniendo las condiciones generales de trabajo. Sólo en casos de absoluta necesidad para la protección de obreros en un grupo de empresas, deberán establecerse por medio de tarifas las condiciones mínimas para la regulación de las condiciones de trabajo. Las disposiciones sobre tarifas que, según su naturaleza, son puras disposiciones legales, son dictadas por los inspectores del trabajo previa consulta con una comisión de peritos. Los inspectores del trabajo, con atribuciones para decretar, han hecho su uso amplio y casi general de las disposiciones sobre tarifas para garantizar las condiciones de trabajo.
Junto a las disposiciones sobre tarifas y los reglamentos de trabajo, las normas directrices decretadas por el inspector del trabajo persiguen la finalidad de coordinar en un reglamento único las condiciones particulares de trabajo siempre que esto se crea conveniente. Las condiciones del trabajo no han logrado hasta ahora una reglamentación legal unificada. Después de minuciosas consultas con todos los organismos responsables, la comisión de derecho del trabajo de la Academia del Derecho Alemán ha confeccionado un extenso proyecto de ley. La ley, que por de pronto ha pasado a los ministerios, constituirá un complemento de la ley “sobre la ordenación del trabajo nacional” en lo relativo a las condiciones particulares entre el patrono y el obrero apoyándose en el contrato de trabajo y proveerá, con la base legal obligatoria, los progresos de política social ya alcanzados en una parte esencial en la vida del trabajo alemán.
El honor al trabajo constituye la única base fundamental para la valoración exacta del trabajo y la ordenación de la vida social. Según este principio la AOG pone el honor al trabajo bajo la protección de una autoridad jurídica especial: “Tribunal de honor social”. El Dr. Ley calificó esta ley como el “triunfo del honor social”. Por primera vez en la historia del trabajo, la colaboración entre patrono y obrero se ha enlazado al “honor social”. Ningún Estado en el mundo conoce una ordenación semejante.
El tribunal de honor nacionalsocialista castigará a todo el que atente contra el espíritu de comunidad y descuide los deberes que le imponga la comunidad de trabajo de su empresa. Al mismo tiempo quiere educar al trabajador en un espíritu de probidad y en la conservación del honor social. La frase “no sólo de pan vive el hombre” también tiene su aplicación para el obrero.
El Tribunal de honor se compone de un funcionario judicial como presidente, del jefe de una empresa y de un hombre de confianza como vocales. Transgresiones contra el honor social se presentan en los casos siguientes:
1º Cuando el empresario, jefe de empresa o demás personas encargadas de la inspección, abusando de su autoridad en la empresa, explotan con mala intención la fuerza física del obrero u ofenden su honor;
2º Cuando los miembros del personal, con incitaciones malévolas, ponen en peligro la paz del trabajo en la empresa, o bien aprovechándose de su calidad de hombres de confianza, cometen deliberadamente usurpaciones ilícitas en los derechos de la dirección de la empresa, o perturban persistentemente y con mala intención el espíritu de comunidad dentro de ésta;
3º Cuando los miembros del personal de la empresa dirigen irreflexiva y reiteradamente quejas o solicitudes infundadas al inspector del trabajo o contravienen reincidiendo sus órdenes escritas;
4º Cuando miembros del consejo de confianza dan a conocer, sin autorización superior, instrucciones, secretos concernientes a la fábrica o a los negocios de la empresa que en el cumplimiento de su misión, calificados como confidenciales, han llegado a su conocimiento.
Las penas judiciales del Tribunal de honor son: 1º prevención; 2º reprensión; 3º multa en metálico hasta 10.000 marcos; 4º descalificación de la capacidad de ocupar el puesto de jefe de empresa o del ejercicio del cargo de hombre de confianza; 5º retiro de su puesto.
La ejecución de las penas impuestas por el Tribunal de honor se efectúa por medio del inspector del trabajo quien también puede examinar las solicitudes de indulto y hacerlas cursar al ministro de Trabajo.
Sobre las apelaciones contra las sentencias del Tribunal de honor decide el Tribunal supremo de honor en Berlín.
La gravedad de las penas impuestas por los Tribunales de honor sobrepasa todo lo que se ha hecho hasta ahora para la protección del orden social. El hecho de que a un jefe de empresa, incompetente, se le pueda negar la capacidad de ejercer su cargo o de que se expulse a un miembro asocial del personal de su puesto de trabajo constituyen medidas sociales en el verdadero sentido de la palabra.
Un capítulo de especial importancia del AOG trata de la protección contra los despidos. Quien pertenezca a una empresa por lo menos un año debe ser protegido tanto como sea posible contra el despido, a menos que éste se realice por motivo de fuerza mayor. Si el obrero o empleado considera su despido injusto podrá dirigirse al Tribunal del Trabajo solicitando la revocación del despido. Si el Tribunal acepta las razones del demandante, el patrono deberá pagar al despedido una indemnización que depende del tiempo de servicio que ha estado colocado, pero que no podrá ser superior a los 4 doceavos del salario del último año. Si el despido se ha realizado de manera evidentemente arbitraria o por motivos fútiles y en abuso de su cargo, por parte del patrono, el Tribunal del Trabajo puede señalar una indemnización hasta la cuantía de la última paga anual.
El inspector del trabajo está autorizado para aplazar la ejecución del despido por dos meses, en el caso en que éste haya sido pronunciado simultáneamente contra varios miembros del personal. Esta disposición elimina las perturbaciones imprevistas del mercado del trabajo y da al despedido tiempo para procurarse una nueva colocación.
Seguro social, Socorro obrero y Protección del Trabajo
El seguro social es una de las instituciones más antiguas de Alemania. Fue creado por Bismarck, basándose en la idea de las cooperativas de socorro mutuo que ya mucho antes había encontrado su expresión en las cajas de las cofradías y gremios de la edad media y más tarde en las cajas de socorro de los mineros. El Estado organiza la ayuda mutua y contribuye también con los medios públicos cuando no se puede asegurar por otro medio y de una manera suficiente la situación de aquellos compatriotas amenazados por las vicisitudes de la vida. Como es notorio, el sistema alemán del seguro social ha servido de modelo a todas las demás naciones.
El desarrollo posguerra del seguro social no fue muy halagüeño. Varias sociedades de seguros se encontraron en una situación sumamente difícil a consecuencia de los resultados de la guerra, de la inflación y del paro forzoso. Sólo el seguro de invalidez calculaba, comparando todos los futuros ingresos a los egresos y sus intereses hasta el presente, un déficit de 17.000 millones de marcos. El capital de las compañías alemanas de seguros sociales, que antes había importado 3.600 millones, se había reducido en el año de 1924, es decir, después de la inflación, a 1.000 millones de marcos. Si se tiene en cuenta que el número de obreros parados pasó de 900.000 en 1924 a más de 6 millones en 1933, es fácil imaginarse la enorme crisis en todos los sectores del seguro social.
Por eso, a raíz de la revolución nacional el gobierno del Reich estimó como misión importante la eliminación de los peligros que amenazaban la existencia del seguro social por medio de la utilización de las bases financieras y por una nueva ordenación legislativa.
De acuerdo con la ley de saneamiento de las rentas sociales, de fecha 7 de Diciembre de 1933, el llamado procedimiento de derrama en todos los seguros de rentas se transformó en el de supervivencia garantizada (prima). Las primas fueron fijadas, de modo que el valor de todas las primas futuras junto con el capital y la ayuda del Estado, inclusive intereses, pague la suma que probablemente será necesaria para cubrir los gastos próximos. Este saneamiento mostró resultados favorables durante los últimos años: obreros y empleados alemanes hoy se hallan libres de preocupaciones por su existencia en el caso de que les ocurra un accidente y también para la época de la vejez.
Varias disposiciones tratan al mismo tiempo de la reforma del seguro contra enfermedades. Los comisarios del Ministerio de Trabajo eliminaron los abusos que aún existían así como la parcialidad existente y dotaron de base sólida a las cajas de seguros contra enfermedades.
Por último, el 5 de Julio de 1934 se publicó la ley “sobre la reorganización del seguro social”. Su fin esencial es suprimir la disgregación y complicación del régimen de seguros elevando su capacidad de rendimiento gracias a una centralización uniforme. La ley clasifica el régimen de seguros en las cinco secciones siguientes: seguro contra enfermedades, seguro de rentas para obreros, seguro de rentas para empleados, seguro contra accidentes y seguro profesional de los mineros (Cajas de socorros mineros). El gobierno rehusó todas las proposiciones que tendían a una transformación radical del antiguo régimen alemán de seguros sociales en un seguro general, seguro obligatorio o seguro del Partido para todos los ciudadanos del Reich; por el contrario, se pronunció a favor de un retorno a los principios de la obra de Bismarck fundiéndolos con las ideas directrices del nacionalsocialismo.
Ya que gracias a la eliminación del paro forzoso en Alemania se hizo posible consolidar el régimen de los seguros de rentas e iniciar el cumplimiento de los pagos, el gobierno del Reich decretó, el 21 de Diciembre de 1937, una ley “sobre la reorganización del régimen de seguros de rentas sociales”.
Para el saneamiento definitivo contra la invalidez y del seguro para empleados, el seguro contra el paro tiene que pagar anualmente 18% de las cuotas del seguro contra la invalidez a las cajas de esta institución y cada vez un cuarto de las cuotas del seguro para empleados a la Caja de seguros del Reich para empleados. Además, el Reich autoriza aquellos fondos que fuera de las cuotas y demás ingresos de los seguros son necesarios para el cumplimiento de sus pagos. De este modo el Reich se hace cargo de una garantía legal fija que asegura la existencia de los seguros contra la invalidez y para empleados.
2º Para su saneamiento el seguro de rentas de los mineros recibe anualmente del Reich 105 millones de marcos y del seguro contra la invalidez 50 millones de marcos. Además, el seguro del Reich para empleados paga por año 18 millones de marcos al seguro de rentas para empleados mineros. La ley prevé una nueva distribución de las cuotas del seguro de rentas y contra enfermedades para los mineros para los mineros entre asegurados y empresarios; así como una reducción de las cuotas que deben pagar los mineros para el seguro contra el paro, dando lugar a un descargo en el salario bruto del minero del 6% aproximadamente. A pesar de las elevadas obligaciones del seguro para mineros, el minero no tiene que pagar cuota aumentada para el seguro social como los otros obreros. En cambio los empresarios recargan sus gastos anuales con unos 25 a 30 millones de marcos.
3º Organización de las obligaciones del seguro contra la invalidez y del seguro para empleados: a) Con el propósito de fomentar la política demográfica, en caso de matrimonio, será devuelto a las obreras aseguradas la mitad de las cuotas abonadas por ellas mismas; las rentas para huérfanos y los subsidios para jóvenes son concedidas hasta la edad de 18 años, mientras dure la enseñanza escolar y el aprendizaje profesional; los subsidios para familias numerosas se aumentan a partir del tercer hijo; también se conceden rentas a las viudas de los obreros, no sólo en el caso de invalidez, sino cuando tienen que educar más de tres hijos; b) se cuenta el tiempo del servicio militar y el de servicio de trabajo obligatorio en el derecho a rentas; se conceden aumentos a los veteranos por tiempo de servicio prestado en la guerra; d) las prescripciones para el retiro se han hecho menos estrictas a favor de los inválidos de guerra; e) en general, se atenúan las prescripciones cuando concurren varias rentas provenientes de los seguros contra la invalidez, para empleados y mineros; f) el derecho al pago de rentas se simplifica y se unifica mediante la eliminación de condiciones severas.
Otro decreto de la ley dispone que el seguro del paro debe pagar anualmente, para los años de 1938 a 1941, una suma de 270 a 280 millones de marcos al fondo especial del Reich del cual se hará uso para ampliar los subsidios destinados a familias numerosas. Finalmente, la ley dispone que en el futuro todo ciudadano alemán, hasta la edad de 40 años, puede ingresar voluntariamente al seguro social. Por medio de esta ley, que crea la posibilidad de seguro para todos los alemanes, queda abierto definitivamente el camino hacia el seguro popular. Gracias a la nueva ley, la situación del obrero alemán se mejora con el aumento de una suma de más de 500 millones de marcos anuales originados por el pago de seguros, la ampliación de indemnizaciones a la infancia y las facilidades en el pago de las cuotas de seguro para los mineros. Al mismo tiempo se establece la base financiera para garantizar de modo permanente la capacidad de satisfacer los pagos de seguros de pensiones de invalidez, de empleados y de mineros, sin que ello presuponga un gravamen complementario para los asegurados y sus patronos, con excepción de los empresarios mineros.
Una idea de la importancia del seguro obrero en Alemania, en el año de 1937, la dan las cifras siguientes:
Número de asegurados
(millones de RM)
Suma pagada en indemnizaciones
(millones de RM)
Seg. contra enfermedades
22,3
1.423,2
Seg. contra accidentes
27,2
314,1
Seg. contra invalidez
19,2
1.209,1
Seg. de empleados
4,4
333,5
Seg. de pensiones para mineros
0,7
206,3
73,8
3.486,2
El crecimiento del capital de las compañías de seguros sociales, que ha ascendido de 4.627,8 millones de marcos en el año 1932 a 7.439,2 millones de marcos en el año de 1937, demuestra el progreso alcanzado desde la toma del poder por el nacionalsocialismo.
La desaparición casi absoluta del paro obrero en Alemania ha dado nueva importancia a una organización que en los años anteriores había desplegado una actividad perjudicial: la Oficina nacional de colocación y seguro contra el paro forzoso. El nuevo Estado ha preferido dar trabajo al parado, en lugar de aumentarle el subsidio.
La Oficina nacional, que antes se hallaba casi ahogada bajo el peso del paro obrero en masa y que estaba condenada a un trabajo nada satisfactorio, de nuevo pudo dedicarse con toda energía a la labor de colocación de obreros. Su actividad ha experimentado una transformación fundamental. A esta oficina ha sido encomendada por el Estado la reglamentación sistemática de la colocación del obrero. Sobre esta base se establece la organización del seguro contra el paro forzoso. La Oficina nacional debe entrar en acción hasta que no se hayan agotado todas las demás posibilidades. Como se ve, el punto de vista en cuanto al seguro contra el paro no es la demanda legal de apoyo como compensación a las cuotas deducidas sino la ayuda consciente en virtud de las medidas tomadas por el Estado para la colocación del obrero.
No obstante el notable aumento de la cuota del obrero colocado, la situación financiera de la Oficina nacional en los tiempos anteriores a 1933 padecía bajo la enorme deuda (alrededor de 1.500 millones de marcos en 1931) que exigía a menudo la intervención del Estado. Actualmente, la oficina no sólo se mantiene por sí misma sino que ha liberado al Estado y a los municipios de las cargas del socorro para subsanar la crisis que se elevan a unos 3.000 millones de marcos.
La colocación de obreros en un país con más de 20 millones de trabajadores y en el que no siempre se ofrecen nuevas ocasiones de trabajo, pero en el cual hay suficientes obreros capacitados, es un factor sumamente importante; la necesidad de un equilibrio se impone. La reorganización del Ejército hizo ver la necesidad de establecer una reglamentación entre las distintas edades de los obreros y de ciertos grupos de especialistas. A este fin se destinan la ley sobre la reglamentación del trabajo del 15 de Mayo de 1935, que autoriza a la Oficina nacional prohibir la entrada de obreros en los distritos municipales con elevada cifra de parados, y la ley del 5 de Noviembre de 1935 que centraliza en la Oficina los servicios de colocación obrera, de asesoramiento profesional y de aprendizaje.
Como organismo independiente del Estado la Oficina nacional, con atribuciones legislativas, desempeña ciertas funciones oficiales que ejecuta bajo su propia responsabilidad. La Oficina nacional es una autoridad directa del Reich con especial forma administrativa que deliberadamente se ha separado de la administración general. Esta forma jurídica especial de la Oficina nacional corresponde así a la necesidad de poseer un instrumento que se adapte, sin trabas ni dificultades, a las variadas exigencias surgidas cada momento en la colocación obrera. Además, la Oficina nacional simboliza la ordenación sistemática del trabajo obrero dentro del programa de la política general del Estado que requiere un aparato autónomo y eficaz, bajo la inspección del Estado, y que se dedique sólo a esta obra social. Con pleno conocimiento del justo principio de unidad en la administración tampoco se ha podido impedir el proceso evolutivo hacia la administración especial del Estado como ocurre con la Oficina de colocación obrera y de seguro contra el paro. De igual modo que la progresiva división del trabajo dentro de la economía privada, el Estado moderno exige también una administración clasificada de acuerdo con las necesidades correspondientes. En virtud de las experiencias realizadas hay que hacer constar que la fundación de un organismo autónomo, como administración especial del Estado, con una esfera propia de acción es prácticamente acertada desde todos los aspectos.
La Oficina nacional se divide en dirección central con sede en Berlín, en 13 oficinas federales, como autoridad intermedia, incluida una delegación especial de la oficina de la provincia del Rhin, en Saarbrücken, para el territorio del Sarre, y 345 oficinas de trabajo como autoridad inferior. Una red completa de Oficinas de trabajo que con sus delegaciones, dependencias, anexos auxiliares y centros de información comprende todo el territorio del Reich, está a la disposición con el objeto de poder abarcar y asesorar todo sitio de trabajo y todo elemento trabajador. La autoridad sobre la Oficina nacional está en manos del ministro de Trabajo, con lo cual se asegura la unidad de dirección.
El 1 de Octubre de 1937 la Oficina nacional cumplió el décimo aniversario de haber sido fundada. Las experiencias acumuladas durante ese decenio han comprobado su necesidad práctica. Una economía con tareas a realizar, de las proporciones del Plan Cuadrienal, exige una distribución adecuada de sus labores y no puede prescindir de un instrumento del Estado para la reglamentación del empleo de la mano de obra. Una ayuda que sirva de apoyo a los parados también debe existir como corolario al derecho a trabajo y deber moral de la comunidad del pueblo comprendida dentro del Estado. El derecho en vigor del seguro contra el paro aún no tiene en la actualidad, en toda su amplitud, el rango que le corresponde dentro de la esfera de las actividades de la Oficina nacional. Una modificación en ese campo debe venir y vendrá para poseer una institución que satisfaga más que hasta hoy las exigencias de acuerdo con el empleo de brazos y al mismo tiempo con las necesidades político-nacionales.
La introducción de la cartilla de trabajo para todos los obreros y empleados es de la mayor importancia para la orientación en la estructura profesional del pueblo alemán así como para una distribución razonable de los trabajadores manuales e intelectuales.
Por último, son esenciales las medidas relativas al cambio de profesión e instrucción profesional; su finalidad consiste en suprimir la falta de obreros especializados que se ha observado ya en algunos sitios y en la instrucción de aquellos que por causa de un largo paro forzoso han sufrido una fuerte pérdida en su capacidad profesional.
Anteriormente he hablado de la protección contra el despido; esta cuestión forma sólo una parte de la protección total del trabajo, que comprende otras muchas medidas político-sociales para la defensa de los obreros en su trabajo: protección del salario; protección de la jornada para las mujeres, especialmente parturientas; para los jóvenes y niños; prevención de accidentes; lucha contra enfermedades profesionales, etc. Todas estas medidas han sido unificadas. La organización estatal para la ejecución e inspección de la protección del trabajo culmina en la inspección industrial, cuyos funcionarios trabajan en colaboración con los inspectores del trabajo y con los del seguro contra accidentes. Se ha organizado un museo de protección al trabajo.
Con fecha 30 de Abril de 1938, el gobierno publicó una ley sobre el trabajo infantil y sobre la duración del trabajo de los jóvenes (Ley para la protección juvenil), que resume todas las disposiciones de protección para los niños y jóvenes, con notables mejoras. El campo de aplicación de esta ley se extiende a todos los jóvenes empleados con contrato de trabajo o de aprendizaje o en servicios semejantes. Se permiten algunas excepciones, por ejemplo, para los servicios domésticos, agricultura, navegación marítima y fluvial. El trabajo infantil está prohibido en principio. Está permitido el empleo de niños (menores de 14 años) en una proporción limitada solamente se garantiza una protección suficiente. La ley dispone, además, aumentar la edad de protección para el trabajo de 16 y 18 años. La jornada de 8 horas para jóvenes (entre 14 y 18 años) se ha conservado, pero hay que incluir en ella el tiempo de instrucción en la escuela profesional. Toda clase de trabajo suplementario está prohibido para jóvenes menores de 16 años, igualmente el trabajo nocturno. Las excepciones hasta ahora permitidas en algunas ramas de la industria (hotelera, cervecera, panadera, etc.) han sido notablemente limitadas. En beneficio de todos los obreros jóvenes fue introducido un fin de semana aumentado, desde el sábado a las 2 de la tarde hasta el lunes a las 6 de la mañana. Este tiempo debe servir al reposo físico e intelectual y a la educación política. Por último, la ley reglamenta los permisos: los jóvenes menores de 16 años gozan de 15 días laborales y los mayores de 16 años de 12. Sin tener en cuenta la edad el permiso se eleva a 18 días si se reside durante largo tiempo en un campamento o se toma parte en un viaje de la Juventud Hitleriana.
Al campo de la política social pertenece también la asistencia social. A continuación trataré este tema en capítulo especial. Delimita otro sector de la vida nacional en el cual el nuevo gobierno ha desarrollado su actividad con el mayor éxito. Otro tanto se puede decir en lo referente al régimen de viviendas y asentamientos cuya finalidad es la de proporcionar al trabajador alemán un hogar digno de este nombre.
[1] A la cabeza de los institutos de finanzas estaba la Sociedad alemana para el fomento de obras públicas (Öffa), actualmente disuelta, que tenía a su disposición 1.257 millones de marcos tomados del programa de trabajo. La concesión de créditos para trabajos agrícolas le fue encomendada al Rentenbank; los créditos para el fomento de viviendas y grupos de casas baratas, y especialmente para las ciudades-jardines y saneamiento del casco viejo de las ciudades, le fue encomendado al Bau und Bodenbank. El Deutsche Siedlungsbank, por orden del gobierno, concedía préstamos para las colonizaciones agrícolas.
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