Werwolf

"Sehen wir uns ins Gesicht. Wir sind Hyperboreer". Nietzsche

Tuesday, May 16, 2006

La Alemania de HItler VI


VI El Estado y el Partido Obrero Alemán Nacionalsocialista (NSDAP)[1]


Hitler no ha dado todavía a la nación alemana una Constitución definitiva, acaso sucederá después de completarse la reforma del Reich. En Alemania existe por de pronto una realidad constitucional política basada en las leyes sobre la política exterior y otras disposiciones oficiales. Descansa sobre los principios fundamentales nacionalsocialistas que gobiernan la vida entera de la nación.
Según estos principios constitucionales, el Partido es el único guía político y reformador ideológico del pueblo entero y del Reich unificado. Como comunidad del Estado y del pueblo, en el nuevo Reich es un centro generador de fuerzas ideológicas; una fuente de energía intelectual y espiritual y, al mismo tiempo, un instrumento de poder efectivo en manos del Führer. Es el exponente de la idea nacionalsocialista de pueblo y Estado y de la fuerza que anima a éstos. El Partido da a la nación Führer y Jefe Supremo del Ejército. El Führer dirige Partido, Estado y Ejército, que significan una unidad indisoluble, sin ser idénticos entre sí. Estos tres elementos tienen como base al pueblo alemán y como vértice al Führer. De aquí resulta que el principio de un dirigente único es el centro de toda la vida política alemana.
Hitler, en una revista de la SA de Berlín, el 8 de Abril de 1933, proclamó solemnemente la primacía del Partido y la unión indisoluble del Partido con el Reich. Ambos principios, más tarde, fueron reconocidos jurídicamente en la ley “para asegurar la unidad del Partido y del Estado”, del 1 de Diciembre del mismo año, en la que se dice:
“Tras la victoria de la revolución nacionalsocialista, el Partido obrero alemán nacionalsocialista es el exponente de la idea nacional alemana y está unido indisolublemente al Estado. El Partido es una corporación de derecho público. Sus estatutos los redacta el Führer. Para garantizar la más estrecha colaboración de las oficinas del Partido y de las secciones de Asalto con las autoridades públicas, tanto el lugarteniente del Führer como el jefe del Estado Mayor de la SA son miembros del gobierno nacional”.
Por medio del reconocimiento de la primacía del Partido, Hitler quiso apartar de sí toda posible apariencia de dictadura. “Hemos comenzado la construcción consciente de un sistema —proclama el Führer en su discurso a los SA de Berlín— en el cual no existe un dictador, sino ¡decenas de millares de dictadores! Cuando los enemigos dicen: ¡Esto es muy fácil para Ud., usted es un dictador! — les respondemos: ¡No, señores, Uds. se engañan! ¡No es uno solo el que dicta, sino decenas de miles, cada uno en su puesto!...”
Adolf Hitler no pretendía establecer una diferencia de rango entre Partido y Estado, por el contrario, pensó en una colaboración provechosa y en un intercambio activo entre ambos, como lo demuestra la ley que acabamos de mencionar. En la práctica, se mostraron y se muestran aun hoy algunos conflictos de competencia y diferencias de opinión entre las autoridades políticas y administrativas, que a veces dificultan el pronto despacho de los negocios del Estado y entorpecen la tramitación unificada que exige la marcha de los asuntos públicos.
El Partido ha mostrado ser digno del derecho de soberanía y en los primeros años del gobierno de Hitler se ha fundido con el Estado formando una unidad. Este proceso de unificación no se ha terminado aún, se nota también en sus manifestaciones externas, así, por ejemplo, la orden del 12 de Marzo de 1933 dispone que junto a la antigua bandera, de negro, blanco y rojo, y hasta la reglamentación definitiva de los colores nacionales, debe izarse la bandera con la cruz gamada. La ley del 15 de Septiembre de 1935 sobre la bandera nacional dispone que la bandera con la cruz gamada es la única nacional. Por último, otra orden dispone que el Reich debe tener como símbolo la insignia del Partido.

Al lado del Partido, como encarnación de la idea nacionalsocialista, columna inconmovible del Estado, se encuentra el Ejército, como defensor de la nación. Sobre ambas instituciones descansa el Estado nacionalsocialista.
Según el concepto nacionalsocialista, el pueblo es la base del Partido, del Ejército y de la nación; estos pueden cumplir su misión y los fines que les impone el nacionalsocialismo solamente si el pueblo apoya a su gobierno con entera confianza. Por esta razón, el nacionalsocialismo considera democrático a su régimen. “Se habla de democracias y dictaduras —decía el Führer en uno de sus últimos discursos ante el Reichstag— y todavía no se ha comprendido que en este país se ha llevado a cabo una revolución cuyo resultado se puede calificar, si acaso la palabra democracia tiene algún sentido, como democrático en el sentido más puro de la expresión. Con infalible seguridad marchamos hacia un nuevo orden que —lo mismo que en el resto de la vida nacional— afianza en el campo del gobierno político un proceso de selección natural y razonable, por el cual las cabezas más idóneas de nuestro pueblo, sin tener en cuenta el nacimiento, procedencia, nombre o riqueza, son llamadas a los puestos directivos para los cuales están destinadas. La célebre frase de Napoleón de que ¡cada soldado debe llevar en la mochila el bastón de mariscal encontrará en nuestro país su complemento político!...”
Los nacionalsocialistas diferencian claramente democracia de parlamentarismo. Ambas denominaciones se confunden muy a menudo entre sí, debido al falso supuesto de que el parlamentarismo es la única forma posible de la democracia. El nacionalsocialismo, con la supresión de los partidos, llevó a la democracia a su origen primitivo, a la comunidad del pueblo de tipo pericléico y le ha dado, por así decir, carácter “plebiscitario”.
Hitler, que sale del pueblo mismo, se apoya directamente sobre el pueblo y su gobierno es acaso entre todos los gobiernos el que más se esfuerza en estar en contacto estrecho y permanente con las masas de obreros y campesinos. Por un movimiento popular, cuyas proporciones no ha alcanzado jamás ningún otro partido, y, colocado a la cabeza del Estado, Hitler ha consultado varias veces al pueblo, invitándolo a darle mediante el voto su asentimiento para poner en práctica las grandes decisiones tomadas por él.


La Reorganización del Partido Obrero Alemán Nacionalsocialista

En adelante, en Alemania sólo hay un exponente de la soberanía: el pueblo alemán entero, cuya voluntad se expresa a través del Partido que es su organización política.
Después del advenimiento al poder cesó la lucha política, pero, como era natural, surgieron nuevos problemas para el Partido que, de acuerdo con las palabras del Führer, pueden resumirse como sigue:

1º Reorganización interna, con el fin de constituir una célula de la doctrina nacionalsocialista con sólida vitalidad para vivir por sí misma;
2º Educación del pueblo entero, conforme a la idea nacionalsocialista;
3º Reserva de generaciones, educadas para continuar el gobierno del Estado como adeptos de los mismos ideales.
La realización de estos postulados exigía una reorganización del Partido. Según el principio de Hitler, la educación de los futuros dirigentes debe realizarse de forma que “los mejores nacionalsocialistas sean correligionarios y aquellos, que dentro de estos se destaquen, sean los que asuman la dirección del Estado”.
En la educación política se han logrado grandes progresos. Por la labor de la organización política del Reich, y bajo la dirección del Dr. Ley, existen en todas las regiones escuelas de distrito. Miles de cursos ayudan a completar la formación cultural e ideológica de los futuros jefes nacionalsocialistas.
Gracias a la fundación de escuelas superiores de política se ha preparado, conforme a la concepción nacionalsocialista, un plantel de futuros dirigentes políticos. En estas escuelas (Grössinsee, Vogelsang y Sonthofen) jóvenes nacionalsocialistas, seleccionados y procedentes de todos los distritos, reciben durante un período de dos a tres años una educación sólida y severa.
Al hacerse cargo del poder, el Partido se vio obligado a ceder al Estado una gran parte de sus mejores hombres. Si bien permanecieron en parte en las oficinas del Partido no pudieron sin embargo dedicarle sus energías y en consecuencia, el lugarteniente del Führer se vio precisado a reorganizar el Partido y a traer a él nuevos elementos.
Las experiencias del pasado, no siempre felices, fueron las que prescribieron las mejoras y reformas; se procedió a una acción depuradora y se estableció una nueva clasificación de las actividades principales del Partido. El sistema de bloques y células llegaba hasta las esferas inferiores. Todas las oficinas del Partido experimentaron una ampliación en su esfera de acción, se eliminaron las rivalidades que existían entre las organizaciones y grupos del Partido, de modo que éste se puede considerar hoy como una poderosa unidad.
Según el principio autoritario, el Partido forma una pirámide cuyo vértice es el Führer el cual designa a los jefes de los distintos servicios del Estado y del Partido. Como el Partido debe señalar las normas políticas de la administración pública, su esfera de acción se extiende a toda la vida pública: existe un departamento de política exterior, uno de propaganda (bajo la dirección del ministro de la Propaganda del Reich), uno de política agraria, uno de justicia, uno de política colonial, uno de higiene, uno de política racial, uno de técnica, uno de previsión social, etc.... Además, las organizaciones siguientes: Agrupación femenina nacionalsocialista con la anexa “Obra femenina alemana”, la Liga estudiantil nacionalsocialista, la Liga del profesorado nacionalsocialista y las secciones para el servicio interno de la organización, instrucción, administración y asuntos del personal del Partido; las secciones de las milicias —SA, SS, NSKK, HJ— como órganos del Partido; el Frente alemán del Trabajo —DAF— es una organización adherida al Partido.
Las oficinas del Partido y las asociaciones anexas se apoyan en distritos y regiones y, aún en caso necesario, en los grupos locales del Partido, puntos de apoyo, de igual modo que el gobierno del Reich en los gobiernos de los Estados federales. La agrupación femenina, el Frente alemán del Trabajo y la institución de previsión social están organizadas por células y manzanas de casa. El Tribunal del Partido, debido a su misión especial, ocupa una posición independiente.

Según las últimas disposiciones puede ser miembro del NSDAP toda persona intachable que pertenezca al pueblo alemán, de sangre alemana, que no esté afiliada a las logias masónicas o a las organizaciones que han sucedido a éstas y haya cumplido los 18 años de edad. La dirección del Partido ha dispuesto suspender a intervalos la admisión de nuevos miembros o limitar ésta a un determinado círculo de personas.
El nacionalsocialista no ingresa en una organización cualquiera, sino que se hace “soldado del movimiento de la independencia alemana”. Con ello asume la obligación de postergar su propia individualidad y de ofrendar su vida y hacienda al servicio de la comunidad. Sólo quien puede esto, puede ser nacionalsocialista.
Disposición para la lucha, resolución para el sacrificio y firmeza de carácter son las condiciones que se presuponen en la formación del verdadero y buen nacionalsocialista. Sólo decide la labor realizada en la lucha por Alemania. Lo sano elimina automáticamente lo malo, cuando la voluntad de sanar se demuestra por medio de una conducta y de acciones concordes. Por consiguiente, para la admisión en el Partido deciden definitivamente no el antiguo criterio burgués sino el espíritu del soldado que tiene como medida la actitud en un peligro nacional.
El nacionalsocialismo debe permanecer formado por lo más selecto de la nación. Con tal motivo debe ser estricta la admisión de sus miembros así como la denegación o expulsión de todo individuo de condiciones deficientes, egoístas y de tipo ora cursi ora caciquil. Para evitar que se cuelen elementos inadecuados se admitirán nuevos miembros solamente en el lugar de domicilio del solicitante.
Al entregar el carnet de miembro y en presencia del jefe de grupo local y de todos los miembros congregados se hace el voto solemne. En breve alocución al jefe explica los deberes del correligionario y el significado del juramento que se presta, leyendo él mismo, en voz alta, el juramento. Los nuevos miembros, colocados frente a la bandera y con el brazo derecho extendido, haciendo el saludo alemán repiten, frase por frase, el juramento que dice:
“Yo juro fidelidad a mi Führer, Adolf Hitler, prometiéndole guardar a los jefes, que me designe, en todo momento, respeto y obediencia.”
La condición de miembro termina con la muerte, por baja voluntaria o por expulsión, pena máxima del Partido. Se impone mediante resolución legal tomada por el Tribunal del Partido.
Los mandamientos del nacionalsocialista son los siguientes:

- Dar siempre la razón al Führer.
- No infrinjas jamás la disciplina.
- No malgastes nunca tu tiempo en conversaciones inútiles o en críticas vanas, sólo trabaja y crea.
- Sé orgulloso pero no presumido.
- El programa debe ser su dogma; el programa exige de ti que te consagres con fervor al movimiento nacionalsocialista.
- Tú eres representante del Partido, por tanto cuida de tu conducta y de tus modales.
- Sean tus mandamientos supremos: fidelidad y altruismo.
- Cultiva con lealtad la camaradería, así serás un verdadero socialista.
- Trata a tus compatriotas como tú quieres que te traten.
- Sé tenaz y discreto en la lucha.
- No olvides, que lo cortés no quita lo valiente.
- Justo es cuanto beneficia al movimiento nacionalsocialista, por tanto a Alemania, es decir, al pueblo alemán.

Según la ideología nacionalsocialista quien obra con arreglo a estos mandamientos sirve al Führer como verdadero combatiente.


Las Secciones de Asalto (SA)

La toma del poder por el Partido obrero alemán nacionalsocialista modificó la misión de las secciones de asalto. En los primeros tiempos de la lucha surgieron del seno de Partido para hacer frente a todos los ataques de los adversarios. Bajo la dirección del jefe de su Estado Mayor, Hermann Göring, la primera sección de asalto mantuvo la lucha en primera línea en los años 1922 y 1923, hasta que, en consecuencia de los sucesos del 9 de Noviembre de 1923, en la Feldherrnhalle de Munich, fue prohibida y disuelta como parte integrante del Partido.
Al fundarse de nuevo el Partido, en Febrero de 1925, después de poner en libertad a Hitler, preso en el fuerte de Landsberg, se formó otra vez la SA. Las experiencias del desastre sufrido exigían fijar objetivos claros para la lucha de la SA y crear una organización que correspondiera a todas las necesidades de la batalla futura. Hitler le encomendó la misión de educar a los combatientes fanáticos de la idea nacionalsocialista para que con el poder de la frente pudieran defender la ideología y con el del puño sostener y afianzar la existencia del movimiento.
Los 400 muertos y los 40.000 heridos en numerosas contiendas callejeras y en los locales políticos, en una dura lucha de 12 años, reforzaron la fidelidad, la disciplina y el espíritu de camaradería de la SA. Incluso la voz del pueblo comparaba la SA con los granaderos del Federico el Grande o con la guardia de Napoleón.
La toma del poder político no significaba para la SA el descanso después de la batalla; se le presentó la tarea de asegurar la posición del Führer mediante la represión absoluta de los enemigos. Como policía auxiliar, la SA se incorporó a los nuevos deberes del Estado y a su obediencia se debe que la revolución nacionalsocialista, de acuerdo con las órdenes del Führer, se realizara casi incruentamente.
Conforme a las instrucciones del Führer, proclamadas bajo el lema de la libertad, en el Congreso del Partido (1935), la SA es un órgano formado por “soldados políticos voluntarios”, fiador del movimiento nacionalsocialista y de la revolución del pueblo alemán. En la SA el joven alemán consolida tanto su ideología como su carácter y se educa para ser el exponente del tesoro ideológico nacionalsocialista. A la dirección de la SA incumbe, además, el cultivo de las virtudes del soldado para fortalecer su espíritu de defensa patria y promover mediante un plan metódico de deportes el adiestramiento físico.
Igualmente, es de gran importancia la labor de educación e instrucción de la SA en los jóvenes que han cumplido ya servicio militar, los cuales deben mantenerse, tanto espiritual como intelectual y físicamente, dispuestos a servir en todo momento al movimiento, al pueblo y al Estado. Su hogar deben encontrarlo en la SA. Todas las diferencias económicas, culturales, profesionales o sociales son superadas en la SA por el espíritu de camaradería y de disciplina. La SA constituye un factor decisivo en el camino hacia la comunidad del pueblo.
Un cuerpo de jefes modelo, sometido a una educación e instrucción continuamente perfeccionadas, asegura la eficiencia de la SA. Está llamada a proponer a las organizaciones políticas los elementos directivos más aptos que proceden de sus filas.
La SA se extiende sobre todo el territorio del Reich y se divide en 21 grupos. Cada grupo comprende: 1º unidades activas formadas por individuos de 18 a 35 años; 2º unidades de reserva de los 35 años en adelante.
Un grupo SA comprende de 2 a 7 brigadas. Una brigada está formada de varios estandartes activos y de reserva. Los estandartes llevan números de regimientos activos y de reserva de todos los tipos del Ejército alemán anteriores a la guerra mundial. Las unidades de marina de la SA se distinguen también por los números de los regimientos de marinería o de los submarinos y torpederos que se hicieron famosos por sus hazañas en la guerra mundial. De esta manera y por la SA se mantiene viva la tradición del Ejército y de la Marina de Guerra alemana anterior a la guerra mundial y actual.
Los estandartes comprenden de 3 a 5 banderas, cada una con 3 a 5 compañías; esta a su vez se divide, generalmente, en 3 secciones que, por último, se subdividen en 3 a 5 escuadras.
Con el fin de corresponder a las diferentes necesidades, para las que está organizada (manifestaciones, desfiles, auxilio en caso de catástrofes y accidentes, etc.), la SA tiene especiales unidades técnicas: de comunicaciones, ingenieros, ciclistas y sanitarias y también un cuerpo de caballería.
En Abril de 1937 quedó disuelta la Liga alemana del deporte aéreo, junto con sus asociaciones afiliadas, y se creó en su lugar, como corporación de derecho público, el Cuerpo de aviadores nacionalsocialistas (NSFK). Su jefe depende directamente del Ministerio del Aire. Los miembros son voluntarios y no pueden pertenecer simultáneamente a las otras formaciones del Partido (SA, SS y NSKK).


Las Secciones de Seguridad (SS)

El 30 de Enero de 1933, día del advenimiento al poder, unos 100.000 hombres formaban parte de una formación especial del movimiento y constituían la guardia personal del Führer. Con este efectivo, la SS, entonces formación dependiente de la Jefatura suprema de la SA, tomó su auge, así que actualmente, según su estructura total es apta para cumplir la misión que le encomendó expresamente Adolf Hitler, “garantizar la seguridad interna de Alemania”.
Una etapa del mayor significado en esa vía representa la orden por la cual el Führer, en Julio de 1934, elevó a la SS a la categoría de formación autónoma del Partido. La SS divide sus 200.000 hombres en secciones principales, secciones y estandartes; a esto hay que agregar las tropas auxiliares y los servicios de guardia.
Para la organización y régimen de la SS se han establecido normas muy severas, apropiadas para constituir un cuerpo selecto tanto moral como físicamente. En esta selección se prefieren a los hombres que más se aproximan al ideal del hombre germano. Características exteriores, como la estatura y el aspecto racial correspondiente, desempeñan un papel importante. La conciencia del valor de la sangre y del suelo patrio sirve de pauta para seleccionar a los SS; pues, como dice su jefe Heinrich Himmler, la idea de sangre pura, representada ya desde el comienzo en la SS, quedaría reducido a la nada si no estuviera unida indisolublemente a la convicción del valor sagrado del suelo patrio. Esta selección no se limita a los hombres, puesto que de cada miembro de la SS se exige que se case sólo con una mujer de sus mismas condiciones raciales. Para la promesa matrimonial y para efectuar las nupcias, la ley preceptúa el correspondiente permiso.
La segunda virtud de la SS debe estar encarnada en su espíritu de lucha. La dirección templa mediante la más severa escuela el valor y el espíritu de lucha de cada uno y pone a prueba por diferentes exámenes anuales de aptitud a todos y especialmente a los jefes. En las líneas de la SS no encuentra cabida la dejadez y se impide que desaparezca su sencillez característica y se perjudique el espíritu de lucha.
La tercera calidad que se exige del SS es que mantenga indivisible la fusión de los conceptos fidelidad y honor. Sobre el puñal de servicio de la SS están grabadas estas palabras de Hitler: “Mi honor se llama lealtad”. A los SS se les inculca que pueden perdonar muchas cosas en este mundo pero jamás la deslealtad, pues la lealtad emana del corazón. La inteligencia puede incurrir en errores que pueden ser nocivos pero no incorregibles; el corazón, en cambio, latirá siempre con el mismo pulso.
“Lealtad” significa para el nacionalsocialista; lealtad al Führer, al pueblo alemán, a la sangre, a la familia, al camarada, y a las leyes inmutables de la moral, de la decencia y de la caballerosidad.
De la SS se exige, por último, obediencia absoluta y espontánea, en mayor grado. Todas las inclinaciones y opiniones personales deben ser sacrificadas en aras del deber.
Por una ley se impone al SS la obligación de defender su honor y de igual manera la de respetar el honor de los demás. A pesar del rigor de los principios se exige la bondad y nobleza hacia los camaradas, compatriotas y semejantes en general.
En un folleto titulado “Cincuenta preguntas y respuestas para el SS”, la primera pregunta dice así: “¿Qué reza tu juramento?” He aquí la contestación: “Jurámoste, Adolf Hitler, a ti, Führer y canciller del Reich, valor y lealtad. Te prometemos obediencia hasta la muerte a ti y a los jefes que tú nos designes. ¡Válganos Dios!”
Segunda pregunta: “¿Luego, crees tú en un Dios?” Respuesta: “Si, creo en Dios Todopoderoso.”
Estas dos respuestas marcan claramente el criterio de la SS con respecto a la religión. No obstante, esto no impide que, además de los judíos y masones, se considere al clero político como al más peligroso enemigo del Estado.
La SS debe garantizar la seguridad interior de Alemania; con ese fin se ha establecido en su dirección general un servicio de Seguridad organizándose la policía secreta del Estado (Gestapo). El Jefe de la SS, Himmler, primeramente fue nombrado Jefe de la Gestapo y, por último, Jefe de toda la policía alemana.


El Cuerpo Motorizado Nacionalsocialista (NSKK)

Además de la SA y SS, como organización autónoma del partido NSDAP (Obrero Alemán Nacional-Socialista) existe el cuerpo motorizado nacionalsocialista. Después del advenimiento al poder esta formación ha alcanzado mayor desarrollo que todas las demás que integran el Partido; su gran progreso está directamente enlazado con la motorización general de Alemania, sobre la cual hablaremos al tratar de las comunicaciones.
Al principio, la NSKK se componía de un pequeño grupo de elementos nacionalistas con motocicletas y automóviles de su propiedad. Su dirección fue confiada por Adolf Hitler a Hühnlein, ex mayor de Estado Mayor. Hühnlein es uno de los más antiguos compañeros de lucha del Führer, tomó parte en la revolución de Munich, por cuyo motivo sufrió medio año de prisión. Gracias a su espíritu de lucha, la NSKK conquistó gran fama en la historia del movimiento hitleriano; en sus filas se cuentan numerosas víctimas inmoladas por la causa. Esta sección habría perdido mucha de su importancia si Adolf Hitler no hubiera reorganizado la motorización alemana. Hühnlein, jefe del Cuerpo, apoyado en la energía, en la voluntad de trabajo y en la experiencia de sus subordinados, consiguió transformar esta sección en un valioso instrumento de la economía y de la defensa nacional.
El NSKK se componía al principio de unos 30.000 miembros; actualmente la forman 4 grupos superiores motorizados, 3 grupos motorizados y 21 brigadas que comprenden unos 500.000 conductores. Una organización tan enorme no podría menos que constituir por sí sola un organismo autónomo del Partido, junto a la SS y SA.
Una de las misiones principales del NSKK es la de instruir a las nuevas generaciones del Partido, de las juventudes hitlerianas y del Servicio de Trabajo obligatorio, para alistarlas en la conducción de automóviles, de forma que lleguen a tener conciencia de su responsabilidad y sólidos conocimientos técnicos. En las escuelas deportivas, diseminadas por toda la nación, el NSKK ha creado un cuerpo de instructores que en cursos de 6 semanas enseñan metódicamente los conocimientos técnicos y deportivos así como los del ideario del Partido.
Muy importante es el deporte practicado a campo raso por el NSKK; estos ejercicios exigen resistencia, energía, decisión, instinto de orientación, agilidad física y camaradería y han producido ya una serie de espléndidos resultados, entre los cuales podemos citar el día de las carreras automovilísticas alemanas; la carrera de 2.000 kilómetros alrededor de Alemania; las carreras internacionales de motocicletas, de los seis días, al pie de los Alpes bávaros; las pruebas de la Prusia oriental y de las montañas de mediana altura de Alemania y, por último, la serie de triunfos conquistados en las carreras internacionales de automóviles. Los éxitos obtenidos sirvieron de inmejorable propaganda para la exportación de automóviles alemanes. Los jefes del NSKK transmiten a los técnicos sus observaciones y experiencias acumuladas en las numerosas competencias deportivas impulsando de este modo a la industria alemana.
El NSKK, en colaboración con el Club Automovilista Alemán, procura introducir, en el país motorizado, una rigurosa disciplina del tráfico; cosa que no se puede realizar mejor que mediante la subordinación voluntaria de todos sus miembros.


Los Congresos del Partido

El Partido nacionalsocialista presenta sus manifestaciones dentro de un magnífico marco que ofrece a participantes y espectadores una verdadera vivencia. El desfile y distribución de las masas, la disposición de las banderas, la marcha, han sido y siempre son objeto de la más escrupulosa preparación. Particularmente los Congresos del Partido han aumentado cada vez más sus proporciones gigantes dejando a los millones de nacionalsocialistas de todas las formaciones, y a los huéspedes alemanes y extranjeros, un recuerdo imperecedero de ese importante congreso anual que también en su forma exterior reviste gran magnificencia.
Como lugar fijo para celebrar los Congresos del Partido, Adolf Hitler ha designado la bella y antigua ciudad de Nuremberg. En la amplia llanura que se extiende delante de la ciudad se han construido edificios especiales para este fin. El enorme anfiteatro de la Pradera Zeppelin ofrece espacio a 100.000 espectadores para presenciar la parada y maniobras de 150.000 miembros del Partido. La Pradera Zeppelin está rodeada por tres lados de torres y tribunas destinadas al público; en el cuarto lado se alza la tribuna para huéspedes de honor con una plataforma, construida en la parte delantera, desde la cual habla el Führer.
No lejos de este lugar se extiende la grandiosa Plaza de Luitpold con el monumento erigido en memoria a los muertos de la guerra mundial; en ella pueden desfilar 100.000 hombres.
La gran sala para las reuniones oficiales ha resultado insuficiente, por este motivo se levantará una nueva —Sala de los Congresos— de proporciones gigantescas. Debe dar cabida a 60.000 personas, además una hermosa sala de conciertos, así como otras para sesiones especiales. A este conjunto de edificios del Partido en Nuremberg pertenecen además la Casa de la Cultura, el Stadium alemán —el mayor campo de deportes del mundo— destinado a los campeonatos del Partido, el enorme Campo de Mayo —cinco veces más grande que la Pradera Zeppelin— capaz para 2 millones de personas, y, por último, la Avenida de los Desfiles, de 100 metros de ancho (Fig. 183).
Estos pocos datos pueden dar una idea del grandioso carácter que se trata de imprimir a las reuniones anuales de medio millón de nacionalsocialistas: jefes políticos, SA, SS, NSKK, Servicio de Trabajo del Reich, Juventud hitleriana y Frente Alemán del Trabajo.
El Congreso del Partido comprende las manifestaciones en masa, al aire libre, en los campos citados, y las sesiones en la Sala de Congresos. Las primeras ofrecen la oportunidad a las delegaciones, que acuden a Nuremberg procedentes de todos los distritos alemanes, con sus respectivas banderas, de ver al Führer, de oír sus discursos programáticos y de comunicar a sus conciudadanos, al retornar al hogar, sus impresiones de los acontecimientos vividos en el Congreso. En las sesiones celebradas en la Sala de los Congresos deliberan los jefes y los ministros sobre las grandes cuestiones políticas, económicas, sociales y culturales del Partido. Se da cuenta de los resultados de la labor del año anterior y se bosqueja el plan de la obra futura. Por último, en una proclamación, el Führer resume los resultados logrados y establece las nuevas tareas del Partido y del Estado.
La organización de los desfiles y de las solemnidades anexas corresponde en sus dimensiones imponentes al grandioso marco dentro del cual se realizan estas asambleas. En los años anteriores ha impresionado particularmente la parada del Servicio del Trabajo Obligatorio. Tomaron parte 45.000 hombres, que, después de desfilar ante el Führer, tomaron posición en la Pradera Zeppelin (Fig. 89). La mayor parte de las secciones del Servicio del Trabajo Obligatorio llevaban uniforme, otras iban con el torso desnudo hasta el cinturón como cuando trabajan en los días calurosos del verano. Las manos puestas sobre el mango de la pala, colocada entre sus pies, comenzó el grandioso espectáculo con redoble de tambores, toques de clarines, ondear de banderas y con el potente canto coral de los hombres del Servicio del Trabajo [2].

Nuestras palas son armas de paz,
Nuestras tiendas fortalezas alzándose en los campos.
Ayer separados por rancias prosapias y diversas faenas
El uno del otro no quería saber,
Mas hoy, con afán común, cavamos las arenas.

Como falanges de paz
Y fieles al mando del Führer,
Prestos pico, pala y azada,
Orgullosos, la frente alzada,
Hacia el futuro marchamos.

Nuestras palas son armas del honor,
Nuestros campamentos islas surgiendo del fango.
Para agrandar la tierra que los padres nos legaron,
Para precaver a la patria del hambre, del dolor,
Para eso, tornamos páramo en predio fecundo.

Como falanges de honor,
Y fieles al mando del Führer,
Prestos pico, pala y azada,
Orgullosos, la frente alzada,
Hacia el futuro marchamos.

Nuestras palas son armas de fe,
Nuestros campamentos baluartes en el campo.
Provocadores, obstinados y sordos
Que osaran arrebatarnos la fe en Alemania
Terminarían por la tierra profundamente cubiertos.

Como falanges de fe,
Y fieles al mando del Führer,
Prestos pico, pala y azada,
Orgullosos, la frente alzada,
Hacia el futuro marchamos.

Este es el juramento de fidelidad de los jóvenes equipos del Servicio de Trabajo del Reich. En potentes coros afianzan su amor a la patria y su firme decisión de trabajar al servicio de la nación y de seguir al Führer en su obra de paz.
Después de depositar coronas para los héroes de la guerra, los caídos por la causa, las víctimas del trabajo y los camaradas muertos en los campamentos, se termina la hora solemne con la canción del trabajo:

¡Señor, bendice nuestra labor y nuestro comienzo!
¡Señor, bendice al Führer y a este tiempo!
Ayúdanos a tornar páramo estéril en fructífera tierra,
A servir a la patria con las fuerzas que brotan de la frente y del puño.
¡Señor, mantén viva cada instante la llama de nuestro vigor!

¡Señor, bendice nuestra faena y nuestra lucha!
Señor, bendice la azada que brilla
Para que de nuestras manos el trabajo se logre,
Que cada golpe de pala que demos
¡Sea una plegaria por nuestra patria!

Por su grandiosa sencillez, esta solemne ceremonia deja una impresión profunda en todos los presentes.
Otro acto imponente es el voto de los funcionarios políticos al credo nacionalsocialista. Los rayos luminosos que irradian de ciento cincuenta potentes reflectores se elevan a kilómetros de altura como un círculo alrededor de los congresistas, formando en el éter un fantástico domo de luz. No basta la palabra para describir la impresión experimentada ante este espectáculo. Conjunto armonioso formado por 25.000 banderas airosas y columnas de camisas pardas, de cientos de miles de correligionarios rodeados por las líneas sobrias y graves de las tribunas de mármol (Figs. 87-88).
A continuación del grandioso desfile de todas las formaciones ante el Führer (Figs. 85, 86 y 90), el Congreso del Partido generalmente se termina con imponentes ejercicios militares que no sólo muestran la excelente instrucción de las tropas y su moderno armamento, sino también la íntima fusión de los dos pilares: Partido y Ejército en el Estado nacionalsocialista.
El cuerpo diplomático y el de prensa, nacional y extranjera, son huéspedes del Führer durante el Congreso. Unánimemente reconocen todos la grandeza, la organización perfecta y el alto valor político que caracterizan a estas fiestas anuales del pueblo alemán nacionalsocialista.


La Organización en el Extranjero del Partido Obrero Alemán Nacionalsocialista (AO)

Además de los 38 distritos, en que se divide el Partido dentro del Reich, hay otro que comprende a los ciudadanos alemanes que viven en el extranjero —unos 3 millones— así como a los 70.000 que pertenecen a la marinería.
Lo mismo que el nacionalsocialismo ha creado en el interior la unidad o verdadera comunidad del pueblo, suprimiendo partidos y eliminando la lucha de clases, así en esta nueva idea quiere unir a aquellos ciudadanos alemanes que fuera de las fronteras viven en todos los países del mundo.
El 1 de Mayo de 1931, y con sede en Hamburgo, se fundó, por unos cuantos alemanes que antes residieron en el extranjero, la central de la “Organización en el Extranjero del Partido nacionalsocialista del Reich” (AO). Ya en el año de 1931 y gracias a una labor minuciosa, se crearon numerosos grupos locales y en 1932 los primeros grupos regionales.
Después del advenimiento al poder del Partido nacionalsocialista le fue confiada a Ernst Wilhelm Bohle la jefatura de la Organización y, en Octubre de 1933, fue agregado, con categoría de “Jefe regional”, a la Plana mayor del lugarteniente del Führer. Más tarde esta dependencia fue llamada “Organización en el Extranjero del NSDAP”.
Bajo la dirección de Bohle la organización experimentó un incremento considerable. Actualmente se cuentan en la AO no menos de 600 grupos locales en el extranjero. Están comprendidos —sin incluir un gran número de grupos independientes— en 44 grupos de distrito y regionales y unos 1.100 en la navegación.

Los mandamientos de la AO, que de ahora en adelante son obligatorios para todos los ciudadanos alemanes residentes en el extranjero, son los siguientes:

1. Cumple las leyes del país del cual eres huésped.
2. La política del país donde resides déjala a sus propios habitantes. No debe importarte la política interior de un país extranjero. No te inmiscuyas en ella ni siquiera en la conversación.
3. Declárate siempre y en todas partes como miembro del Partido.
4. Habla y obra siempre de modo que honres al movimiento nacionalsocialista y por lo tanto a la nueva Alemania. Sé recto, honrado, valiente y leal.
5. Considera a todo alemán que veas fuera de Alemania a un compatriota, a un semejante de tu misma sangre, de tu misma raza y de tu mismo ser. Dale la mano sin tener en cuenta la clase a que pertenece. Todos somos “trabajadores” en nuestro pueblo.
6. Ayuda de corazón y espontáneamente a tu compatriota si cae en la necesidad sin su culpa.
7. No seas únicamente miembro del Partido sino combatiente de primera línea. Instrúyete exactamente sobre esencia, contenido y fines de nuestro movimiento.
8. Trabaja diariamente por hacer que todo alemán digno ingrese en nuestro movimiento. Convéncele de la superioridad y rectitud de nuestro movimiento, de la necesidad de nuestra victoria, gracias a la cual Alemania sigue viviendo. ¡Lucha con las armas del espíritu!
9. Lee el órgano de nuestro Partido, nuestros impresos y libros.
10. Relaciónate con los miembros del Partido del lugar donde resides. Si en éste hubiera un grupo local, sé su activo y disciplinado colaborador. No provoques disputa alguna; empéñate con todas tus fuerzas en allanar las discrepancias que pudieran surgir.

Estos diez mandamientos revelan de nuevo el sentido que el Tercer Reich ha dado a la vida de los alemanes residentes en el extranjero y el gran valor que atribuye a la actividad de éstos. No se trata solamente de protegerlos, sino de las obligaciones, de las obras que de ellos se esperan y de su actitud. La obra de los alemanes en el extranjero, bajo la idea y organización nacionalsocialista, significa entregarse por completo a la causa.

Por los resultados obtenidos se ve que los grupos de la AO han cumplido totalmente su misión. El Servicio de Auxilio de Invierno en el invierno de 1934 a 35, arrojó la suma de 1,1 millón, en el de 1935 a 36, la de 1,8 millones y en el de 1936 a 37, la de 2,7 millones de marcos. La dirección de la AO vigila la distribución de estos fondos y cuida especialmente del socorro a las zonas necesitadas en Alemania y en el extranjero. El donador que reside en la India contribuye a que su compatriota sin trabajo en la Alta Silesia o en Luxemburgo tenga calor en su cuarto. 880 madres alemanas, residentes en el extranjero, pudieron venir a pasar un mes de descanso en la patria en el curso del último año y 10.000 niños pasaron sus vacaciones en Alemania.
La AO se preocupó especialmente de la situación social del marino alemán. Ha contribuido largamente a que se realice la reglamentación de las tarifas, la introducción de los primeros sobresueldos a las familias numerosas y de los aguinaldos de Navidad. También, por iniciativa de la AO, fueron creadas la “Fundación para las Víctimas del Trabajo en el Mar” y las colonias de viviendas propias para familias de marinos. Un llamamiento del jefe, Bohle, para auxiliar a los alemanes de España, respondió en pocos meses con la suma de 3,04 millones de marcos.
Ideas y progresos del Tercer Reich son tratados en conferencias que se dan en los grupos de alemanes en el extranjero. En las festividades nacionales, como, por ejemplo, en la Fiesta de la Cosecha, eminentes personalidades del Reich, que visitan países extranjeros, hablan en calidad de huéspedes en círculos connacionales. Grupos regionales considerables publican también periódicos o revistas propias.
Existe ya el proyecto de publicar un gran periódico de la AO. Provisionalmente la AO del Frente Alemán del Trabajo edita la revista mensual “Der Deutsche im Ausland” (El Alemán en el Extranjero); la Oficina de Navegación publica la revista “Seefahrt ist not” (La Navegación es Necesaria).
La radio y el cine sirven a la AO de lazos de unión con la patria. Un aparato especial de onda corta permite, aún al alemán que reside en el último confín del globo, la recepción de las emisiones alemanas. Además, la AO les envía discos de gramófono y fragmentos de actualidades cinematográficas que se proyectan en los círculos alemanes.
La AO fomenta las relaciones entre los países extranjeros y Alemania, particularmente las culturales y económicas. Por ejemplo, en colaboración con el Ministerio de Relaciones Exteriores, organizó el año último el viaje a Alemania de grupos de estudiantes iberoamericanos y otros actos culturales con motivo de la Semana del Libro. La realización de estas iniciativas despertó gran interés en el extranjero.
En todo final de verano y bajo los auspicios del Sr. Bohle se celebra en Stuttgart, “La Ciudad de los Alemanes en el Extranjero”, un congreso al que son invitados connacionales residentes en todos los países y que constituye una grandiosa manifestación de la comunidad del pueblo alemán.
En el cuarto aniversario de la toma del poder, Adolf Hitler, creó el puesto de jefe de la organización extranjera, en el Ministerio de Relaciones Exteriores, confiándolo al Sr. Bohle que sigue siendo al mismo tiempo jefe de la AO del Partido. De esta manera, el Führer quiso consolidar más aún la unidad del Partido y del Estado y al mismo tiempo manifestar así su reconocimiento por los servicios de uno de los más activos e inteligentes colaboradores.

Para rectificar algunas de las falsas interpretaciones sobre los fines de la AO, su jefe Bohle, con motivo de una “Fiesta de la Cosecha”, de la colonia alemana en Londres, manifestó allí, en Octubre de 1937, que el objeto del AO, en Berlín, es el de reunir a los nacionalsocialistas en el extranjero en grupos locales y regionales para mantener el amor a la Patria y el sentimiento de solidaridad entre ellos. Los grupos locales del extranjero no son tanto otra cosa más que reuniones de alemanes, cuya misión no es, como se dice, la de propagar las ideas nacionalsocialistas a los ciudadanos de otras naciones; sino que se limita exclusivamente a hacer que la vida de los alemanes en el extranjero sea tan nacionalsocialista como la de los residentes en el Reich. Por tanto es absurdo afirmar que los afiliados en el extranjero son portadores de las ideas nacionalsocialistas como “agitadores nazis” o “agentes de la Gestapo”; al contrario, les es prohibido muy severamente inmiscuirse en la política de los países de los que son huéspedes.
Las actividades de Bohle, como jefe de la AO en el Ministerio de Relaciones Exteriores, abarcan todos los asuntos referentes a los alemanes en el extranjero. Bohle manifiesta con toda claridad que él ni se ocupa de ciudadanos extranjeros —sean de origen alemán o no—. Tampoco, ni se exige ni se espera que los jefes de la organización del Partido en el extranjero, que no pertenecen al cuerpo diplomático ni al consular, obtengan de los gobiernos respectivos privilegios diplomáticos o de cualquier otra clase. Con esto, según Bohle, también quedan desmentidos los rumores de que la AO intente enviar agregados de cultura al extranjero. Bohle terminó su discurso indicando que, desde que existe una civilización, emigran al extranjero miembros de un pueblo para establecerse entre otros extraños. En vez de mirar con recelo a estos hombres habría que considerarlos como los mejores intermediarios entre los pueblos, ya que son ellos los más apropiados para establecer la inteligencia y la estimación recíprocas entre ellos. Quien conozca a Inglaterra debe admirar a este gran pueblo no sólo por su amplia visión sino por las obras imponentes que ha realizado. ¿No ha de llegar un día acaso en que estos dos grandes y orgullosos pueblos, tan afines en muchos aspectos, se den la mano? Adolf Hitler ha expresado a menudo este deseo y en el sector que corresponde a la AO se hará cuanto esté al alcance de sus fuerzas para llevar adelante este propósito.
[1] Véanse las figuras 2 a 43: Personalidades del Partido y del Estado.
[2] Traducción libre.

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